Cada población suele tener siempre uno o varios dulces típicos, para que los visitantes se lleven un recuerdo dulce de su viaje. En nuestro caso, viajando con niños, la verdad es que casi siempre «picamos». Lo hicimos en Santillana del Mar, con sus famosísismos sobaos y quesadas; lo hacemos cada año con las rosquillas de San Isidro en Madrid; y hemos visitado el Museo del Chocolate de Astorga en familia (y comprado algún recuerdo, por supuesto).
En una visita a Oviedo con niños, los carbayones son ese dulce que, además, tiene casi un siglo de historia. Recientemente, las letizias han intentado hacerle sombra, pero sin conseguirlo. Además, el origen del carbayón está unido a una confitería en particular, la casa Camilo de Blas, con una peripecia vital de lo más interesante y que llega hasta nuestros días porque esta pastelería sigue abierta en Oviedo, pero conservando su carácter antiguo, tanto en su local como en su forma de atender al público, exquisito y refinado.
La palabra carbayo designa en el norte de España al roble y, por otro lado, el apelativo que se da a los naturales de Oviedo es el de carbayones. ¿Qué tiene que ver todo eso con un pastel? Pues veréis, José de Blas encargó al maestro de su obrador, José Gutiérrez, un pastel especial que representara a Oviedo en la I Feria Internacional de Muestras de Gijón en 1.924 y, ya creado, le bautizó con el gentilicio popular de los ovetenses: carballón.
Cómo es el carbayón, dulce típico de Oviedo
Se trata de un pastel alargado y ovalado, hecho de almendra y yema, con una base de hojaldre y bañados en azúcar. Nosotros fuimos a probarlos a la mismísima confitería Camilo de Blas, acompañándolos de un cafetito, y, si os decimos la verdad, está bueno pero nos resultó algo empalagoso, quizás excesivamente dulce para el paladar actual de la mayoría del público. Os aconsejamos que lo probéis, porque al fin y al cabo es un dulce casi histórico, a ver qué os parece a vosotros. Eso sí, para que la experiencia gastronómica sea completa, acercaos a la confitería de Camilo de Blas, donde daréis un salto en el tiempo y os sentiréis tratados con mimo y dedicación. Cada carbayón os costará unos 2,80 euros.
Aparte de la degustación de los carbayones, no os perdáis ni un detalle del fantástico local sede de la confitería Camilo de Blas. Sus mostradores, por ejemplo, hechos en mármol de Carrara (como las estatuas de Miguel Angel), son los originales de principios del siglo XX.
Historia de la confitería Camilo de Blas en Oviedo
El origen de la confitería Camilo de Blas, creadora de los carbayones típicos de Oviedo, no está en la capital de Asturias, sino en León, donde ya existía con ese mismo nombre desde 1.827 y estaba especializada primero en productos de pastelería y luego en productos gourmet y lo que hoy llamamos “delicatesen”. El hijo del fundador decide ampliar el negocio e instala, en febrero de 1.914, sendas sucursales en Gijón y en Oviedo, en el número 21 de la calle de Jovellanos.
Fotos de los carbayones y de la confitería Camilo de Blas
En esta galería de fotos podéis ver algunos detalles de los carbayones en la configería más genunina de Oviedo:
Dónde está la confitería Camilo de Blas
La actual confitería de Camilo de Blas se encuentra en la calle de Jovellanos número 7. Esa es la sede histórica (se trasladó desde el número 21, su emplazamiento original, tras un terrible incendio que sufrió el establecimiento). Tiene otras dos sedes modernas y una página web en la que se pueden encargar los carbayones online. Te indicamos en este mapa la ubicación del local interesante de ver, el histórico de la calle de Jovellanos:
Como curiosidad, esta confitería ha sido plató de la película de Woody Allen, protagonizada entre otros por Penélope Cruz, Scarlet Johanson y Javier Bardem, Vicky, Cristina, Barcelona. No os extrañe, ya sabéis que Woody Allen es un admirador y fan de la ciudad de Oviedo, en la que tiene una estatua dedicada.