Cuando hacemos turismo con los niños siempre nos gusta descubrir pequeños museos de los que guardar recuerdos entrañables y originales de nuestros viajes. Nos pasó con el Museo Vasco de Bilbao, el Museo del Pan de Mayorga o el que fue el Museo de Inventos de Barcelona o la tienda El Rei de la Màgia. Hoy os descubrimos uno de estos lugares en la preciosa Santillana del Mar.
Si os quedáis mirando la Colegiata de Santillana del Mar de frente, a vuestra izquierda tenéis una gran casona —la Casa de la Archiduquesa— en la que continuamente se ve entrar y salir gente, en su mayoría familias con niños. Encima de la puerta, sujeto a los barrotes del balcón, un cartel: Museo del Barquillero. Y te quedas pensando “qué éxito tiene este museo, no sabía yo que los barquilleros atrajeran a tanta gente…”. Hasta que te asomas y ves que toda la planta baja es una gran tienda de dulces y chucherías, todas preciosas y bien colocadas y exhalando un olorcillo que te da ganas de comprar unos pocos kilos.
Como explican en un cartel, ese negocio es el que les permite mantener el famoso Museo del Barquillero, situado en la segunda planta (se accede directamente desde la tienda por una preciosa escalera de madera). Sus fondos son reducidos pero muy curiosos y ocupan las tres habitaciones de esa segunda planta más la parte superior de la escalera; no se refieren sólo a los barquillos y a sus vendedores, los barquilleros, sino que extienden su catálogo a los juegos infantiles tradicionales y los juguetes utilizados por los niños de décadas pasadas.
A los padres nos suena todo lo que vemos en este pequeño museo, aunque algunos de esos juegos y juguetes expuestos y relacionados con los tradicionales barquillos sólo los hemos conocido por lo que nos han contado nuestros padres, tíos y abuelos; los niños saben poco de las tabas, el chito, la rana… pero les parece curioso y lo miran con interés.
De los barquilleros —el tema central de este “museo”— se exponen fotos, barquilleras con su ruleta de la suerte, en diversos tamaños y colores, y también toda una serie de planchas y de moldes para fabricar barquillos: triangulares, en forma de pétalo, redondos, como los gofres actuales…
En veinte minutos como mucho ya le has dado la vuelta al museo, has comentado sus piezas con los hijos y, de tanto sentir el aroma de la planta baja que se extiende por todas partes, has decidido colaborar en el mantenimiento del museo comprando unas bolsas de chuches.
El piso inferior, la tienda, tiene dulces y chucherías de todo tipo, con o sin azíucar, con formatos de caramelo tradicional o de gominola moderna, incluyendo también dulces típicos de la tierra, por si algún turista se anima a llevárselos para compartirlos con la familia en su lugar de origen. También venden pequeños juguetes de hojalata (algunos de ellos de cuerda) y regalos originales, como máquinas de chiches o pequeñas barquilleras.
Los precios de esta tienda y museo de dulces y barquillos son ajustados (o eso nos pareció a nosotros cuando estuvimos allí, hace unos años, mucho antes del coronavirus), aunque nuestro hijo pequeño no dejaba de repetirnos que “en el chino de al lado de casa las chuches son más baratas”. Pues seguro que sí, pero, como dice el folleto de este Museo del Barquillero, “no lo piense más, venga a vernos y disfrute con su familia de un rato agradable, rememorando antiguos recuerdos llenos de nostalgia que le trasladarán a un pasado muy lejano y deguste nuestras especialidades”. Nos pareció un buen consejo y así lo hicimos 😉
Fotos del Museo del Barquillero de Santillana
En esta galería de fotos podéis algunas imágenes de nuestra entrañable visita a este pequeño museo de Santillana del Mar:
Dónde está el Museo del Barquillero
En este mapa os indicamos el lugar exacto en que se encuentra este museo. Si queréis ampliar información o ponernos en contacto con ellos, podéis llamar al teléfono 942 81 88 98.
El Museo del Barquillero se encuentra en la calle del Río 19, junto a la Colegiata, en Santillana del Mar, Cantabria. Está abierto en horarios comerciales, que en esta localidad, por su gran interés turístico, son muy amplios.