Una visita en familia a una preciosa ciudad como Pamplona da para hacer cosas típicas, como un encierro simulado 😉 o comer ‘pinxos’, y para descubrir cosas inimaginables, como las que os contamos en este post.

San Fermín… ¿patrón de Pamplona?

Pues no, San Fermín no es el patrón de Pamplona, que era lo que nosotros creíamos antes de nuestro viaje a Navarra con los niños. Resulta que el auténtico patrón de Pamplona es San Cernín, que es como llaman allí a San Saturnino, pero es lo mismo, no son dos santos sino uno solo. Su iglesia, la de San Cernín, se encuentra en la calle Ansoleaga, en pleno centro histórico (más abajo tenéis un mapa) y delante de ella, en el exterior, en la confluencia de las calles San Saturnino, Mayor y Jarauta, está el pozo donde grandes personajes fueron bautizados, entre ellos el mismísimo San Fermín.

Según cuenta la historia, a mediados del siglo III, San Saturnino (San Cernin en lengua occitana del sur de Francia) era el obispo de la ciudad francesa de Toulouse y envió a Pamplona a su discípulo San Honesto para que evangelizara a los habitantes de estas tierras. De hecho, él mismo vino también a convertir al cristianismo a los navarros de entonces, entre ellos, como decíamos a San Fermín, que con el tiempo llegaría a ser él mismo primer obispo de Pamplona. Cuando San Cernín volvió a Toulouse, los paganos le apresaron e intentaron hacerle negar a Cristo, pero él se negó, por lo que le ataron a la cola de un toro, que lo arrastró desde lo alto de una escalinata hasta que el santo murió. Esta historia de martirio, ocurrida un 29 de noviembre, es la que la tradición conserva y es la que hace que Pamplona, agradecida por haberles traído el cristianismo, lo convirtiera en su patrono, cuya fiesta se celebra… sí, el 29 de noviembre.

Así es la iglesia de San Saturnino o Cernín

Se encuentra situada en lo que en la Edad Media era el burgo de los franceses y fue construida hacia el siglo XIII en estilo gótico. Es difícil ver bien su exterior, aprisionado entre las diversas construcciones y edificios que la rodean, pero de lejos se la reconoce bien por sus dos torres, de 55 metros de altura y con un aspecto de fortaleza. En una de ellas, la que tiene una veleta con la silueta de un gallo, se encuentra el reloj que, en las fiestas de San Fermín, marca el inicio de los encierros.

Su interior merece la pena. En la entrada (o en la oficina de Turismo de Pamplona, junto al Ayuntamiento) encontraréis un pequeño folleto que explica perfectamente su estructura gótica, sus puertas con arcos ojivales, sus bóvedas de crucería…

Lo más interesante es una obra de la Capilla del Santo Cristo (bajo el coro) en la que se muestra un descendimiento tallado a finales del siglo XV con mucho colorido y con una gran expresividad de los personajes representados. Visitad también la capilla de la Virgen del Camino, la que protege a todos aquellos que realizan el Camino de Santiago con el objetivo de llegar a Compostela.

Una curiosidad más: en el suelo de madera hay señaladas con números las 235 tumbas de ciudadanos de Pamplona enterrados aquí hasta principios del siglo XIX.

Dónde está la Iglesia de San Cernín

Saliendo por la puerta que da a la Calle Mayor, encontraréis una tapa metálica de forma circular con una inscripción que señala el lugar donde se encontraba el famoso pozo en el que San Saturnino –o San Cernín– realizaba sus bautismos y donde acristianó al mismísimo San Fermín.