No hace falta ninguna excusa para organizar una escapada en familia a Cantabria, pero el plan que os proponemos hoy es, sin duda, el pretexto perfecto, porque Cantabria es el único lugar del mundo en el que puedes vivir esta experiencia 😉
La Cueva de Altamira, la verdadera, no se puede visitar porque no está abierta al público. En los años ’60 y ’70 (del siglo pasado) Altamira era, junto con el Museo del Prado, el lugar de España más visitado por los turistas y las pinturas de Altamira comenzaron a deteriorarse, así que se decidió cerrarlas al público y estudiar su estado científicamente. En 1982 se volvió a abrir, pero sólo para 8.500 personas al año.
No obstante lo anterior, para que el legado cultural que representa no se perdiera, los gestories de la institución decidieron construir una «copia» de la cueva —igual igual que la original— a 300 metros de la auténtica. Se llama la Neocueva del Altamira. Además, en el mismo lugar, se creó el actual Museo de Altamira que explica la importancia de Altamira, las características del Paleolítico, las pinturas rupestres, las formas de vida de los hombres de aquella época…
Hasta hace unos años, cuando comprabas la entrada para el museo, también tenías acceso a la neocueva, por turnos y siempre en visita guiada. Ahora bien, ver la Cueva de Altamira original no es imposible…
El 26 de marzo de 2015 el Patronato del Museo de Altamira decidió mantener el régimen de acceso controlado y limitado a la cueva. Este régimen consistía en una visita a la semana para cinco personas, de 37 minutos de duración, bajo un estricto protocolo de indumentaria e iluminación, y con un recorrido y tiempos de permanencia definidos para cada zona de la cueva. También se decidió que esas personas serán seleccionadas de manera aleatoria entre quienes se encuentren en el museo el día de la visita y hayan rellenado un impreso solicitando esa visita al comprar su entrada.
Las condiciones para poder ser elegido eran sencillas (cuando estuvimos nosotros, mucho antes del coronavirus): haber adquirido la entrada para el museo el mismo día en que se realizaba la visita antes de las 10:30 h. (sesión de visita de las 9:30 h. en caso de adquisición de entradas por el sistema de venta anticipada), que fueran mayores de 16 años, y aceptaran expresamente las condiciones para participar en la visita, que se entregarían al adquirir su entrada. El sorteo era a las 10:40 h. en el hall del museo. Actualmente, esas condiciones han cambiado, así es que os recomendamos consultar la web oficial de Altamira en el Ministerio de Cultura antes de vuestra visita.
¿Nunca os habéis preguntado por qué se habla de las Cuevas de Altamira? ¿Es que hay más de una? Pues… sí. Muy cerca de la cueva central se encuentra la de las estalactitas, que no tiene arte rupestre, pero fue usada para enterramientos en la Edad de Bronce, lo que la hace interesante desde el punto de vista histórico además del geológico, porque sus estalactitas son realmente bellas. De hecho, aunque ahora está cerrada al público, está previsto que pronto se pueda visitar.
Así es la Neocueva de Altamira
En cualquier caso, cuando visitas Altamira en familia, lo que vais a ver es esa copia exacta de las partes más importantes de la cueva que se conoce como “neocueva”. En esta réplica se ha recreado todo: las texturas, los relieves, los colores exactos… Cuando estuvimos, hace algunos años, antes de entrar se proyectaba un audiovisual que resume la historia de la cueva: sus dos etapas de ocupación en época del Paleolítico, el derrumbe que tapó la entrada, su redescubrimiento en 1868 y sus vicisitudes a lo largo del siglo XX.
Al entrar, lo primero que se ve es el campamento magdaleniense, que muestra cómo vivía el grupo de cazadores que habitó la cueva de Altamira hace 14.500 años. A continuación se ve cómo se estudia el yacimiento arqueológico en diferentes estratos. Por último, antes de acceder a lo que todos esperamos —la llamada Sala de los Polícromos—, pasamos por el taller del artista, una muestra de los materiales (carbón, tierra ferruginosa…) y utensilios (pelos de animales, conchas) utilizados para realizar las maravillosas pinturas rupestres. En un vídeo vemos cómo se pintó muy probablemente uno de los bisontes del techo.
Tras esto, por fin accedemos a la sala de polícromos, donde están todas las pinturas del techo de la cueva que hicieron de este lugar la llamada Capilla Sixtina de la Prehistoria. Aunque polícromo quiere decir muchos colores, lo cierto es que para estas pinturas sólo se usaron dos: el negro carbón y el rojizo de óxido de hierro. El resto de las tonalidades se consiguieron por disolución de los colores. El aprovechamiento de los relieves de la roca para las pinturas (pintar un bisonte sobre un relieve con una forma semejante en la que poder inscribir la silueta de este animal) es lo que termina de dar su perfección a las pinturas de Altamira. Junto a los animales, más fácilmente identificables, hay signos que posiblemente tienen un valor simbólico, pero que no han sido descifrados por los arqueólogos.
Lo que se ve son bisontes, caballos y ciervos; también siluetas de manos y esos misteriosos signos de la época en la que la cueva de Altamira estuvo habitada, hace ahora entre 35.000 y 13.000 años.
A pesar de saber que no son los auténticos, que reposan 300 metros más allá, en la ladera del monte Vispieres, a 156 metros sobre el nivel del mar, uno se siente sobrecogido, da igual que sea un adulto o un niño y se imagina a aquellos hombres creando estas imágenes por un rito religioso, como una forma de comunicación con sus dioses, quizás como una manera de pedirles protección para sus actividades de caza.
Cuando visitas Altamira te quedas sin palabras, pero, hace ya muchos años, el poeta Rafael Alberti, ante esta misma situación, escribió esto: “estábamos ya en el corazón de la cueva, en la oquedad pintada más asombrosa del mundo. Recostados sobre las grandes piedras del suelo, pudimos abarcar mejor, ya que es baja la bóveda, aquel inmenso fresco de los maestros subterráneos de nuestro cuaternario pictórico. Parecía que las rocas bramaban. Allí, en rojo y negro, amontonados, lustrosos por las filtraciones del agua, estaban los bisontes, enfurecidos o en reposo. Un temblor milenario estremecía la sala. Era como el primer chiquero español, abarrotado de reses bravas pugnando por salir. Ni vaqueros ni mayorales se veían por los muros. Mugían solas, barbadas y terribles bajo aquella oscuridad de siglos. Abandoné la cueva cargado de ángeles, que solté ya en la luz, viéndolos remontarse entre la lluvia, rabiosas las pupilas…”.
Dónde está la Neocueva de Altamira
La neocueva está en el mismo edificio del museo, así que su dirección es la misma (igual que el precio de las entradas y los horarios. La dirección es Avenida Marcelino Sanz de Sautuola s/n
39330 Santillana del Mar (Cantabria). Lo tenéis en este mapa:
Vídeo: el origen de la Cueva de Altamira
En este vídeo podéis ver el origen de la Cueva de Altamira y de cómo era Cantabria hace 40.000 años…
Cantabria tiene muchas preciosas localidades que conocer; además de los planes que te proponemos nosotros, también puedes dar un paseo en barco por la costa de Santoña o de una visita guiada por el Fuerte del Mazo.
Nuria comentó:
Hola, la información que dais sobre el sorteo para ver la cueva ya no es correcta. Os dejo el enlace de la web oficial. Quizás merezca más la pena poner el enlace y así, si hay variaciones en la forma de visitarla, la gente puede ver la información veraz y actualizada.
https://www.culturaydeporte.gob.es/mnaltamira/que-hacer/visita-a-la-cueva.html
Un saludo
Esmeralda G. Valladolid comentó:
¡Gracias por tu comentario, Nuria! Actualizamos el post con tu sugerencia. ¡Un saludo!
Astur Pins - Pins Personalizados comentó:
Articulo muy interesante , espero visitar la cueva pronto .
Altamira comentó:
Que buen post. Muchas gracias por toda la información que das sobre Altamira se me hace muy interesate.