Dicen los expertos que implicar a los peques en las tareas del hogar es beneficioso para mantener las rutinas con las que ellos, los peques, se sienten seguros. Pero además de poner y quitar la mesa, hacer la cama, ayudar en la cocina o mantener ordenado su material escolar o sus juguetes, en casa siempre hay tareas extraodrinarias que compartir con los peques, como pequeñas reparaciones o tareas de mantenimiento, pintar una habitación o cambiar la ropa de temporada.
Esta última actividad es la que nos ocupa hoy porque cuando llega el equinoccio, ya sea en primavera o en otoño, reforzado con el cambio de hora, parece que es el momento en que toca también hacer el «cambio de armarios«.
El cambio de hora en otoño suele coincidir con el fin de semana de Todos los Santos y Halloween… y suele hacer algo de mal tiempo. Sí es el caso, un rato buscando el fondo del armario puede ser un buen plan casero 🙂
La actividad no consiste sólo en cambiar la ropa de sitio, sino, en el caso de nuestros peques, de seleccionar aquellas prendas que todavía puedan usar en la nueva temporada, y retirar aquellas que se han quedado pequeñas para que las reutilicen los hermanos o primos más pequeños. En este caso hay que planificar bien la tarea porque puede llevarnos unas horas 🙂
Te recomendamos programar el cambio de armarios para el sábado o domingo por la mañana, con luz natural y buena ventilación de la habitación; ten en cuenta que vas a mover kilos de ropa que deberás desplegar, probar y volver a plegar para guardar o para traspasar, cuando puedas.
Buscamos al famoso «fondo de armario»
Los peques pueden colaborar de muy buen grado en esta actividad si se la planteas como un juego en el que tenemos que buscar el fondo del armario y «vestirlo» para la nueva temporada; seguro que encontramos prendas que no recordábamos que teníamos, prendas que ahora nos parecen ridículas o pasadas de moda pero que fueron un capricho muy ansiado el año pasado, y prendas que querremos guardar aunque se nos hayan quedado pequeñas.
El proceso es muy sencillo: hay que vaciar el armario que ahora guarda toda la ropa de invierno (bufandas, guantes, jerseys, camisetas afelpadas, chaquetones, calcetines de lana, botas,…), revisarla, y plegarla para almacenarla en el altillo o en el trastero. Después hay que sacar la ropa de la temporada pasada, revisarla, y guardar lo que valga en el armario el próximo otoño. De paso, recupera la ropa del verano pasado (bañadores, pantalones cortos, camisetas de tirantes, chanclas,…), y mira a ver lo que puedes volver a utilizar… o no, porque puede que tengas que ir de compras 😉
Los peques pueden colaborar en la actividad doblando y distribuyendo la ropa en los montones para guardar, donar o retirar (si encontramos una prenda que ya no admite reparaciones); también pueden hacer una lista de prendas «usables» en la temporada que comienza para que podamos saber más fácilmente qué prendas tendremos que comprar para sustituir a las que ya no nos vienen.
Mientras dure la actividad te sugerimos que dejes a los peques probarse todas aquellas prendas que deseen probarse: zapatos de mamá o papá, vestidos, pijamas… de forma que la tarea se convierta en una oportunidad para «disfrazarse» y pasarlo bien haciendo ejecutando las tareas de casa, ¡seguro que lo pasáis genial!