Gijón tiene una escultura de Chillida en lo alto del Cerro de Santa Catalina con un nombre precioso: Elogio del Horizonte. Está hecha de hormigón armad0, pesa 500 toneladas y tiene unos diez metros de altura.
El Elogio del Horizonte, con su color gris destaca sobre el azul del mar y del cielo y sobre el verde de la hierba en la que está asentado. Tiene una forma curiosa, con sus dos grandes pilares sobre los que se apoya una elipse abierta, como recreando un gran abrazo, y está ahí desde 1990. Lo más curioso es que no sólo tiene formas y volúmenes, tiene también… ¡sonido! Es algo que encanta a los niños y a los mayores, por eso decimos que es una escultura mágica.
En la página oficial de Gijón, la describían así: “Con sus brazos acogedores y su cuerpo sólido y, a la vez, liviano, el Elogio parece querer lanzarse a volar. El cielo es el techo de esta casa común, en cuyo interior la música del viento suena. El Elogio del Horizonte es también el elogio de la naturaleza, sobre el promontorio donde hace veinte siglos un pueblo echó raíces y escogió los límites de su hogar”. Bonitas palabras, ¿verdad?
Cómo escuchar el sonido del Elogio del Horizonte
Nosotros subimos hasta allí una tarde, es un paseíto agradable, aunque cuesta arriba desde la zona de la playa. Es el barrio de Cimadevila, en cuya parte alta se encuentra el Parque del Cerro de Santa Catalina, con unas pequeñas ruinas, unos cañones y una atalaya en la parte superior. Cuando accedes al parque, descubres primero una pista de skating, en la que siempre hay chavales practicando todo tipo de piruetas (ésa es una parada obligatoria si vas con niños, claro, que se quedan embobados mirando los saltos y las caídas). Un pequeño camino te lleva hacia la zona superior, donde el Elogio del Horizonte se alza casi en el borde del acantilado (cuidado con los niños, porque no hay barandilla).
Su forma vanguardista te puede gustar más o menos, pero está tan integrado con el mar y con el cielo que su belleza resulta innegable. Nosotros fuimos ya por la tarde y, claro, la luz anaranjada lo hacía aún más bonito. Habíamos leído que, si te ponías en su interior, podías oír las olas rompiendo entre las rocas al pie del acantilado. Empezamos a movernos, pero nada… Finalmente, una gijonesa que paseaba por allí, se acercó y nos indicó: hay que ponerse de pie en el centro de la escultura, como si estuvieras bien en su interior, mirando al Cantábrico. Si cierras los ojos, escucharás, en efecto, el ruido de las olas rompiéndose contra las rocas, pero el sonido proviene de la zona superior derecha de la escultura. Es una sensación fascinante, porque sabes, lo has visto, que el mar rompe muchos metros más abajo.
A los niños estas cosas los asombran y los puedes tener entretenidos con eso un buen rato. Además, los alrededores de la escultura siempre están concurridos: hay gente tumbada en la hierba, tomando el sol unos metros más allá, paseando… Las vistas son tan estupendas desde esa altura que no nos extraña; nosotros también nos quedamos un par de horas por allí, disfrutando de la brisa, haciendo fotos y jugando a escuchar el mar en la escultura de Chillida.
Fotos de la escultura de Chillida en Gijón: Elogio del Horizonte
En esta galería de fotos puedes ver algunas de las preciosas instantáneas que tomamos en nuestra visita a este espectacular monumento:
Dónde está el Elogio del Horizonte, de Chillida, en Gijón
En este mapa podéis ver la localización exacta de este maravilloso monumento de Gijón:
La única advertencia que os queremos dar es lo que decíamos antes: cuidado para que los niños no se acerquen demasiado al acantilado, porque no hay barandillas. En la galería de fotos podéis verlo con más detalle.