Las que tenemos edad de ser mamás (puede que algún papá, también, pero menos, por cuestiones generacionales), no teníamos ordenadores, ni tablets, ni móviles… y en las vacaciones, en las horas de mediodía, cuando no podíamos salir de casa porque hacía mucho calor y no podíamos poner la tele porque alguien estaba durmiendo la siesta, teníamos que buscar algún entretenimiento silencioso…

En Halloween o Carnaval, saber coser viene fenomenal para rematar algún disfraz o hacerse algún complemento, ¡prueba, prueba!

En mi caso, y en el de muchas otras niñas de entonces, pasábamos las vacaciones de verano con los abuelos, y era la abuela la que nos pedía que no pusiéramos la tele o la música porque el abuelo se echaba su siestecilla, y se veía obligada a darnos alguna actividad pausada y tranquila… ¿y qué hay más silencioso que un ovillo de lana o pedazo de tela?

Maestrillos de la costura

La calceta, el punto de ganchillo, o la costura, era una buena forma de tenernos a los niños entretenidos a la hora de la siesta, y, además, nos permitía «construir» cosas útiles que luego podíamos usar (bolsos, monederos, bolsas para la compra, bufandas) o que usábamos para jugar (prendas de ropa para muñecos).

Además, cumplir con todos los rituales de la costura nos servíría en el futuro para resolver incidencias de la vida diaria, como especie que se visite, por norma ;-): botones que se caen, prendas de ropa que nos quedan grandes, enganchones o roturas y transformaciones de prendas pasadas de moda.

Estas actividades de conservación de la ropa o de «autoproducción» parece que pasaron de moda durante algunos años, y coser era algo antiguo o no apropiado para las personas modernas… Sin embargo, la conciencia medioambiental (sí, pensadlo así porque no hay nada más ecológico que la reutilización, también de la ropa) y algunos programas de la tele, nos han devuelto esas ganas de enhebrar la aguja.

Coser a mano

Coser «a nivel usuario» es como hacer manualidades. En realidad, con imaginación y unos materiales más o menos económicos podemos hacer que los peques se entretengan durante mucho rato. Ojo, que los peques tienen que ser ya algo mayores para prevenir accidentes con la aguja, pero pensad, igualmente, que el pinchacito en el dedo, en caso de accidente, será realmente leve 😉

Lo mejor para empezar a practicar la costura es iniciarse con un elemento básico, por ejemplo, el pespunte o punto atrás, ideal para rematar bajos de pantalones o para unir de forma segura y resistente dos piezas de tela.

Para contaros de forma gráfica cómo se hace este punto, compartimos este vídeo:

Otra de las tareas más sencillas y más entretenidas, muy decorativa y sumamente práctica, en materia de costura, es coser un botón (de los que se abrochan en un ojal). En este vídeo podemos ver cómo coser o «pegar» un botón tradicional a la manera tradicional 🙂

Coser a máquina

Si ya disponéis de máquina de coser en casa la práctica podrá ser más avanzada y podréis realizar diseños más sofisticados. Éste es el caso de Candela, una peque de 10 años que, ya aficionada a la costura, le pidió a los Reyes Magos una máquina de coser… ¡y se la trajeron! Como ya tenia algo de experiencia, Candela diseñaba y elaboraba todo tipo de complementos para familiares y amigos.

Como comentamos en el artículo sobre preparar un menú saludable en casa, en este caso os recomendamos, también, que aprovechéis los conocimientos de las abuelas en el ámbito de la cocina (que seguro que tienen más recursos), y que rebusquéis en la red prácticas para convertir a vuestros peques en auténticos maestrillos de la costura 😀