En nuestra ruta del Quijote con niños, como salimos de Madrid, el primer pueblo en el que nos paramos fue Tembleque, una pequeña población llena de símbolos cervantinos que se puede visitar en un par de horas, aunque, si tienes más tiempo, seguro que descubrirás más cosas interesantes.
Lo más atractivo de Tembleque es su inmensa plaza mayor, típica ya de la zona de La Mancha, con soportales de dos pisos, con estructura de madera, y tres entradas. Además de ser el centro social del pueblo, como es propio de toda plaza mayor, ha tenido funciones de plaza de toros. Fue construida en el siglo XVII, pero ha sido restaurada (la mayor parte de sus columnas y pilares son reconstrucciones del siglo XX). En la entrada desde la iglesia hay un precioso mirador de cuatro pisos con estructura de madera, que además es el emblema-logo del pueblo (lo podrás encontrar en muchos sitios de Tembleque).
A nosotros la plaza nos encantó (lo único que no nos gustó es que permiten el paso de coches e incluso alguno aparca dentro). En ella está el ayuntamiento (echad un vistazo a su fachada) y la oficina de turismo, a la que os aconsejamos que vayáis porque está instalada en una casa típica, con su patio y su pozo, porque está atendida por gente encantadora que te habla con cariño de cada rincón de su pueblo, y porque en su segundo piso tiene un pequeño pero muy interesante museo etnográfico.
La oficina de turismo de Tembleque cuenta con una colección de objetos y ajuar típico de cualquier casa de la zona. que nos llamó mucho la atención: cántaros, herramientas, aperos de labranza y hasta la ropa con la que se vestían los trabajadores del campo de la zona hace décadas… a los peques les encantan estas cosas «antiguas» 🙂
Nosotros estuvimos comentando cada uno de esos enseres que encontramos en esta especie de museo etnográfico que es la oficina de turismo de Tembleque (las lecheras, el trillo, las albarcas…) con nuestros chavales, que ya no conocen ninguno de esos utensilios y se sorprenden con sus usos.
El mapa del pueblo que nos dieron en la oficina de turismo nos resulto útil para recorrer los puntos más interesantes de Tembleque sin tener que buscar demasiado (aunque es una delicia pasear por sus calles, ver la fuente hecha con piedras de molino de aceite, observar las grandes ventanas enrejadas…).
Otra de las salidas de la plaza lleva a un curioso edificio de planta octogonal: la Ermita de la Vera Cruz, que ahora está rehabilitada y se ha convertido en biblioteca municipal. Existen pocas construcciones con esa estructura (Eunate, en Pamplona, y Veracruz, en Segovia), así es que es muy original, y tampoco os perdáis los detalles del exterior.
Esta ermita de la Vera Cruz de Tembleque se construyó en 1.792 contigua a un convento y servía como oratorio de los monjes. Por su construcción, dicen los expertos que sus antecedentes más remotos pueden encontrarse en el Santo Sepulcro de Jerusalén, y, más recientemente, en el románico del siglo XII.
La entrada principal a la Plaza Mayor de Tembleque, la del mirador, da a la Iglesia de la Asunción, que estaba cerrada cuando estuvimos nosotros, con su alta torre y una ermita —la de la Virgen del Rosario— pegada a ella.
Unas calles más allá, Tembleque cuenta con una casa solariega que aún se mantiene en pie y está en bastante buen estado: la Casa de las Torres (seguramente llamada así por sus torreones cuadrados). No se puede visitar ni nada, pero es muy bonita por fuera, sobre todo la que en tiempos mejores fue su entrada principal, con un gran balcón y mucha ornamentación.
Callejeando por Tembleque podéis llegar hasta el rollo, una especie de columna que servía como punto fijo para castigar con vergüenza pública a aquellos delincuentes con esa condena (en los tiempos antiguos, claro).
Además de la que os hemos mencionado unos párrafos más atrás, en Tembleque hay también otras ermitas, pero el otro edificio típico ya no está en el pueblo, sino en sus afueras, en un cerro desde el que se domina Tembleque y sus alrededores: se trata de dos molinos de viento que, nada más verlos, ya te hacen pensar en el Quijote.
Siguiendo un caminillo, se llega hasta la misma base de los molinos de viento de Tembleque. En realidad, son tres, aunque el tercero está casi en ruina total; los otros dos están rehabilitados y permiten ver bien (desde fuera, porque no se pueden visitar por dentro) cómo funciona un molino de este tipo, con el tejado móvil manejado por una larga viga de madera que permite orientar las aspas hacia el viento que sople.
Fotos de nuestra visita a Tembleque
Como ya os hemos comentado, Tembleque es un pueblo precioso que merece la pena visitar, aunque sólo sea por pasear sus calles y admirarse con las contrucciones típicas manchegas, su plaza mayor y sus casas señoriales. En esta pequeña galería de fotos os dejamos una muestra:
Dónde está Tembleque
Tembleque se encuentra en la provincia de Toledo, ya en la comarca de La Mancha. En este mapa puedes consultar su situación exacta:
Nosotros visitamos Tembleque desde Madrid hace unos años, mucho antes del coronavirus, así es que te invitamos a descubrirlo en cuanto se levanten las restricciones de movilidad en tiempos de coronavirus, porque, como habéis podido comprobar en este post, es un punto de partida estupendo para una ruta del Quijote con peques.