
Estamos en Ciudad Real, en La Mancha más genuina. Aquí, en Campo de Criptana, está el campo en el que don Quijote descubrió treinta o cuarenta desaforados gigantes blandiendo sus brazos de forma amenazadora. Y aquí es también donde el realista Sancho no veía más que molinos cuyas aspas movía el viento.
Sí, esto es Campo de Criptana, lugar que es obligado visitar si haces la ruta del Quijote o la ruta de los molinos, que, por cierto, andan bastante a la par.
Hace unos años, mucho antes del coronavirus, estuvimos en este pueblo manchego tan típico con nuestros tres chavales en un luminoso día de verano que hacía resaltar aún más las paredes encaladas de estas preciosas máquinas agrícolas.

El pueblo tiene algún que otro encanto que los encargados de la oficina de turismo os pueden señalar (por cierto, la oficina usa uno de los molinos como sede), pero, sin duda, son estos molinos los que atraen a los visitantes y los que dan su carácter a Campo de Criptana (que se autodefine con el nombre de “Tierra de Gigantes” en sus campañas turísticas). Por lo demás, es una población llena de historia (y de prehistoria) que ya existía en el Neolítico.
Una decena de molinos de viento

Si, como nosotros, hacéis una ruta con niños por La Mancha para ver molinos y recordar los pasajes más famosos del Quijote, aquí, en la conocida como Sierra de los Molinos, llegaréis al colmo de vuestro viaje.
Campo de Criptana tiene la mayor concentración de molinos de viento de su comarca.
Si consultamos las fuentes históricas, nos enteraremos de que en la época de Felipe II, a finales del siglo XVI, ya había aquí “muchos” molinos y, en el siglo XVIII, diversos documentos contabilizan en la localidad de Campo de Criptana 34 molinos, más que la suma de todos los molinos del resto de La Mancha.
De los que quedan hoy, tres (los conocidos como Infanto, Burleta y Sardinero) conservan la maquinaria original del siglo XVI y pueden seguir moliendo el cereal con ella. Los siete restantes son posteriores y reciben los nombres de Lagarto, Quimera, Pilón, Cariari, Inca Garcilaso, Poyatos y Culebro. Este último alberga el museo de Sara Montiel, con fotos y algunos objetos de la cantante y actriz, que nació en Campo de Criptana.

Por cierto, cada 5 de agosto en el molino Sardinero hacen una molienda nocturna (de 21:00 h a 00:30) y que se acompaña con tapas, titos (las leguminosas conocidas también como almorta o guija, con la que se hacen las gachas manchegas) y zurra (una bebida parecida a la sangría con vino tinto, frutas, canela…).
Toda la información para visitar los que lo permiten la podéis obtener en la oficina de turismo que, en la propia Sierra de los Molinos, está alojada en el Poyatos y abre de lunes a sábado de 10:00 a 14:00 horas y de 16:30 a 19:00 horas, y los domingos de 10:00 a 14:00 horas.
A nosotros nos dio la hora de comer aquí, así que aprovechamos para degustar unas estupendas tapas en el Balcón de San Juan, un restaurante con unas magníficas vistas sobre Campo de Criptana y el barrio del que os hablamos a continuación.
Barrio del Albaicín: blanco y añil

Junto al Cerro de la Paz y la Sierra de los Molinos, bajando hacia el pueblo, veréis multitud de casas con tejas de tipo árabe, de barro, y fachadas encaladas, con ese blanco luminosísimo que sólo da la cal reflejando el sol, pero con el zócalo (la parte baja de la pared, hasta media altura) pintado de azul añil. No: esto no es la isla de Santorini, estamos en La Mancha, aquí cerquita, no hace falta salir de España para pasear entre estas casas tradicionales típicas, frescas por dentro a pesar del sol de justicia que cae a plomo sobre ellas la mayor parte del día en los largos veranos del clima continental.
No os perdáis este paseo por el barrio del Albaicín de Campo de Criptana, fijaos en los detalles, en las puertas, en las ventanas…
En este barrio, con calles muy empinadas, en la parte que linda con la cima donde se ubican los molinos, existen cuevas que, en otros tiempos, incluso sirvieron de casa y de lugar para proteger al ganado y guardar el grano que luego se mandaba moler. Hoy quedan algunas, propiedad de particulares, pero también sedes de tiendas y negocios hosteleros, donde podéis entrar, observar y comprar algún recuerdo o tomar algún refresco.
Otros monumentos de Campo de Criptana

En Campo de Criptana podéis visitar lugares curiosos, como el Pozo de Nieve, una construcción tradicional que servía para guardar y conservar hielo y distribuirlo también a la población. Como nuestras neveras actuales, mantenía frescos víveres y medicinas.
El Pósito es otro punto de interés en este pueblo de Ciudad Real. Es un edificio del siglo XVI que servía como banco agrícola, que prestaba grano a los agricultores para que pudieran sembrar (lo devolvían con la cosecha del año siguiente). Hoy es la sede del Museo Municipal de Campo de Criptana.

Además, hay más de una decena de iglesias, ermitas y conventos, muestra de la riqueza de esta población, que sigue siendo una de las más importante de La Mancha.
Fotos de nuestra visita a Campo de Criptana
En otros lugares cervantinos se pueden realizar, también, otras rutas relacionadas con el Quijote, por ejemplo, esta Ruta de Cervantes por Alcalá de Henares. Aquí os dejamos nuestras fotos de nuestra ruta por Campo de Criptana:
Dónde está Campo de Criptana
Aquí tenéis un mapa para que comprobéis su situación exacta:
En la provincia de Ciudad Real, este pueblo es un buen ejemplo de arquitectura manchega y refleja bien el ambiente que Cervantes mostraba en su historia del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha.
Judit comentó:
Totalmente recomendable la visita a Campo de Criptana!
Es el pueblo de mi pareja y no me canso de ir a visitarlo cada vez que puedo. La sierra de los Molinos es impresionante. Y la decoración de las calles, todas en blanco y en azul, lo hace muy acogedor.
Enhorabuena por el post 🙂
Saludos,
Esmeralda G. Valladolid comentó:
¡Muchas gracias por tu comentario, Judit!