A la hora de elegir un lugar donde comer con los niños en Gijón, la cantidad de bares, restaurantes, sidrerías o incluso puestos de comida en ferias nunca es un problema, porque hay muchos establecimientos y muy variados. Según la edad de los niños, tendréis que adaptar lo que les dais, pero la gastronomía asturiana es tan rica que es bueno enseñarles a que la prueben: un poco de fabada, un trozo de cachopo, un arroz con leche…
Fotos de restaurantes en Gijón
En esta galería de fotos podéis ver nuestro recorrido en familia por algunos restaurantes de Gijón. Esta «ruta» la hicimos mucho antes del coronavirus, pero ahora, después del coronavirus, aunque hayan cambiado algunas cosas, la comida estará igual de rica…
En nuestra estancia en Gijón con nuestros hijos, comimos en varios tipos de locales, así que os vamos a contar nuestra experiencia, que seguro que os vale, al menos como referencia.
Sidrerías y restaurantes del casco antiguo de Gijón
A eso de la una y media de la tarde, nos pusimos a buscar un sitio para comer que “nos inspirara”. Pronto nos dimos cuenta de que en casi todos los locales había menú del día y, curiosamente, en la inmensa mayoría a 15 euros, que no nos pareció barato, la verdad. Vista la uniformidad de precios, optamos por el local que más nos gustó: El Mercante.
Este restaurante está enfrente del puerto deportivo de Gijón, en la calle que sube hacia Cimadevilla y tiene dos pisos y una terraza. Desde el segundo, muy amplio, se puede ver el puerto y el mar al fondo. Nos sentamos y, al llegar la camarera, le explicamos que dos de los niños van a compartir un menú. Y nos dice que no se puede. Además, nos informa de que el menú no son tres platos, como pensábamos, (primero, segundo y postre), sino cuatro: un primero fijo, un segundo a elegir, un tercero a elegir y un postre a elegir. Todo ello con bebida incluida (agua o vino con gaseosa) y con el café. Visto así, los 15 euros nos parecieron poco, pero, claro, sabíamos que nos nos íbamos a poder terminar todo aquello ni de casualidad…
Al final, la camarera fue muy maja y nos dejó que los dos pequeños compartieran menú. Aun así, los demás no pudimos acabar los nuestros… Barajamos también la posibilidad de no pedir menú y tirar de la carta, pero entonces nos salía por más de 15 euros y mucha menos comida. En fin. El local era muy agradable y espacioso y la camarera, muy amable, pero nos dimos cuenta de que esa fórmula de menú, a no ser que te dejen compartir, no tiene mucho sentido si no eres un poco tragón (y nosotros no lo somos, aunque nos encanta comer…).
De tapas por Gijón
Ir de tapas es casi lo mejor, porque pides varias cosas, todos pueden compartir y, según las que pidas, puedes calibrar el precio. Aquí el inconveniente es que, si el viaje dura unos días, no puedes comer siempre de tapas… Un truco es pedir un par de cachopos y partirlos en porciones; lo acompañas de una ensalada y ya tienes la cena resuelta. Luego te das un paseo por el puerto y te compras un helado para saborearlo mientras contemplas el mar… y tan felices todos.
Una de nuestra comidas a base de tapas la hicimos en la cadena de sidrerías Terra Astur, que está en muchos lugares de Asturias (de hecho, la vimos también en Oviedo, por ejemplo) y que en Gijón tiene una de sus sedes cerca del Acuario, en el paseo de Poniente. Nos pareció mediocre, porque ni el local es muy auténtico (como es una cadena, tiene decoración estándar), ni la comida tenía la calidad suficiente (pedimos un pulpo y los cachelos estaban duros, pedimos unos gambones y no estaban del todo frescos….), a pesar de que el precio no era para nada barato. El camarero que nos tocó fue solícito al principio, pero luego tuvimos que llamarle varias veces para que nos hiciera caso. Una cosa buena es que, si pides sidra, ellos mismos te la escancian y es divertido verlos, incluso se puede intentar imitarlos.
Restaurante para ir con niños en Gijón
El día que fuimos a conocer la Universidad Laboral, Ciudad de la Cultura, al terminar la visita guiada, descubrimos que allí mismo hay un restaurante, no muy grande, junto a los jardines y con menú, que se llama La Cocina. Tiene una sala interior y una alegre terraza de tamaño mediano y con grandes sombrillas; al lado hay pequeños castillos hinchables para que los niños se diviertan y te dejen hacer un poco de sobremesa. Estuvimos allí dos veces y nunca tuvimos que esperar (al estar en las afueras, no hay acumulación de gente). La comida es casera, pero guisada con mimo y servida de manera muy original (en pequeñas cazuelitas, sobre tablas de madera…). El menú costaba 12 euros (primero, segundo y postre con agua o un refresco).