Una de las actividades en familia habituales y más divertidas en Navidad, y toda una tradición navideña, es decorar el árbol. Además de un elemento imprescindible en estas fechas, viste nuestra casa con el color de las fiestas que más gustan a los niños.
Hace años, decorar un árbol de Navidad no era una tradición muy española y, de hecho, muchas familias optaban por el árbol o por el nacimiento o belén, como si el primero fuera una costumbre pagana y extranjera y el segundo la esencia cristiana y española. Creo que hoy en día ya no se tienen esas ideas y, de hecho, la mayor parte de las familias que conocemos ponen ambas cosas. Nosotros también: árbol de Navidad y nacimiento. Y en ambas cosas nos ayudan los niños.
Elegir el árbol: natural o artificial
Nosotros, en casa, sólo hemos tenido un árbol natural. En aquella ocasión, la casa se llenó de agujas, los niños eran pequeños, uno de ellos aún gateaba… Era peligroso y además resultó poco ecológico, porque el pobre abeto acabó seco (supongo que por la calefacción) y aunque intentamos llevarlo a la recogida que por entonces hacía el ayuntamiento, lo cierto es que nos quedamos con la mala sensación de que habíamos matado a un árbol.
Ahora tenemos un abeto artificial, como de 1,70 m de alto, que es mucho más práctico. Enseñamos a los niños que de este modo no hacemos daño a ningún ser vivo y que el árbol artificial es reutilizable. Lo montan los chicos con ayuda de su padre. Es un “momento construcción” que les gusta mucho a los cuatro.
Luces, guirnaldas y adornos
También son los mismos año tras año, pero cada temporada solemos comprar uno dos adornos nuevos en el mercado de la Plaza Mayor (como la Fira de Santa Llúcia en Barcelona o el mercado de Navidad de Granada), de modo que hay una cierta renovación.
Los chicos abren las cajas donde guardamos todo este arsenal decorativo y van haciendo grupos con los diferentes tipos de objetos, hasta que, dirigidos de nuevo por su padre, van colocando primero las luces, luego las guirnaldas y por último los adornos colgantes.
Tenemos amigos, sobre todo los que no tienen hijos o éstos son ya muy mayores, que optan por el estilo elegante, con cintas de un solo color, bolas a juego y pocos colgantes. En nuestra experiencia, a los niños les gusta lo abigarrado y multicolor: muchos adornos de todo tipo. Nuestro árbol tiene incluso algún colgante de chocolate que desaparece en pocos días 😀
Pie del árbol
La parte de abajo de un árbol artificial es muy fea… Nosotros optamos por comprar en un bazar uno de esos tapetes redondos rojos con dibujos de Papá Noel, muy barato y que queda de lo más aparente. Encima colocamos las panderetas y unos cuantos calcetines de Papá Noel (sí, nos hemos rendido a la iconografía americana), y todos tan contentos.
Fotos: decoramos, en famila, el abeto navideño
Aquí os dejamos algunas fotos de nuestra actividad familiar decorando el árbol de Navidad:
El árbol de Navidad y la psicología infantil
En uno de nuestros blogs favoritos, Mi mamá es psicóloga infantil, nos proponen unas cuantas actividades educativas que se pueden desarrollar al mismo tiempo que se decora el árbol de Navidad: contar bolas, descubrir colores y formas, etc.. Esto vale para los niños más pequeños, en nuestro caso aprovechamos para poner música clásica y popular de Navidad, para recordar navidades pasadas, para contar anécdotas… Lo pasamos bien todos juntos.
presumiendo comentó:
Montar el árbol y crear el belén, son dos cosas esenciales para hacer en familia. En la nuestra, como buena tradición, es algo que no puede faltar nunca.