Se acaba de inagurar la exposición Cézanne site/non-site en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, donde estará abierta al público hasta el próximo 18 de mayo de 2014. Hoy hemos ido con nuestros hijos después de hacer la compra online de las entradas, para evitar problemas y colas.
Como somos familia numerosa, nos ha costado 9 euros a cada uno y el pequeño, al tener menos de doce años, no ha pagado. Aquí tenéis todos los precios de la exposición de Cézanne con y sin reducción.
Hemos ido un domingo a las cinco de la tarde, porque hemos supuesto que habría menos gente, aunque, como la acaban de inaugurar, lo cierto es que las salas estaban bastante llenas. Había unas cuantas familias con niños, lo que nos ha sorprendido muy agradablemente, la verdad. Como ya llevábamos las entradas, sólo hemos tenido que esperar un poco para coger las audioguías (a 3 euros), aunque finalmente, al llegar al mostrador, no las hemos alquilado, porque allí mismo había un anuncio sobre las apps del Museo Thyssen, entre las que hay una sobre la exposición de Cézanne. Nos la hemos bajado (es gratuita) al móvil y así nos hemos ahorrado ese dinerito.
Para ahorraros el alquiler de las audioguías, podéis bajaros en el móvil una aplicación con explicaciones sobre la exposición. Esta app es gratuíta.
A la entrada, como es habitual, te dan un pequeño folleto gratuito sobre la exposición, en español y en inglés. A diferencias de otras ocasiones, esta vez todos los textos que aparecen en las paredes de la salas donde están expuestos los cuadros de Cézanne se han recogido en folleto en papel, junto a las imágenes de las obras más representativas, y eso lo convierte en una pequeña guía muy útil, especialmente porque, cuando los visitantes son muchos, puedes leerlo y seguir adelante sin pararte a leer de lejos y con multitud de cabezas por delante.
Cézanne: paisajes, bañistas y una gran montaña
La exposición Cézanne site/non site, un nombre curioso, se llama así porque expresa (reproduzco aquí lo que dice el folleto) “la dialéctica entre el trabajo al aire libre y el estudio y entre paisaje y naturaleza muerta”. Tiene 5 partes desarrolladas a través de cinco salas, con una estructura metafóricamente circular: se empieza con el retrato de un desconocido que se cree que puede ser un autorretrato de Cézanne (entre otras hipótesis) y se acaba con una inmensa foto del propio Cézanne, ya mayor, sacando una silla de enea para sentarse a la puerta de lo que seguramente es una casa de la Provenza francesa.
Algunos cuadros de Cézanne
A continuación os damos algunos detalles de las obras de Cézanne que podréis ver en esta exposición.
Retrato de un desconocido
Este cuadro está en el Thyssen, así que lo podéis admirar en cualquier momento. Cézanne lo pintó en la última etapa de su vida y es un tanto misterioso, porque el personaje no tiene cara. Con los niños, podéis entrar en ese juego de quién sería: se parece al propio Cézanne, no, es joven, es viejo, dónde está, qué hace…
La curva del camino
En esta sala se exhiben un puñado de cuadros con diferentes composiciones paisajísticas basadas en un accidente geográfico único: una curva en el camino. En diferentes lugares, en distintas perspectivas, con luces variadas… Contadles a los niños que Paul Cézanne era un caminante que vivía en los alrededors de Aix-en-Provence, en el sur de Francia por el lado mediterráneo. Cada mañana, incluso cuando ya era muy mayor, cogía su mochila y se iba a caminar buscando inspiración. Le encantaban los caminos con vericuetos en lugar de las carreteras rectas y por eso se paraba y los pintaba, quizás preguntándose quién o qué le estaría esperando a la vuelta de esa curva. No os perdáis su forma de extender la pintura, con pequeños trazos o manchas de pintura, con poco dibujo: una de las bases técnicas del impresionismo.
Desnudos y árboles
El impresionismo quería que las obras se hicieran a partir de lo natural, no en un estudio. Todos los impresionistas pasaban sus jornadas en el exterior, ya fuera frente a un paisaje, delante de una catedral, observando el quehacer de los campesinos o analizando los matices de luz del crepúsculo. Los cuadros de bañistas de Cézanne son los únicos que pintó recreando las figuras en su estudio, no a partir de la observación de esos cuerpos al natural. Por eso dicen los expertos en su obra que esos cuadros, en los que aparecen hombres y árboles, son como un juego entre esas figuras. Los seres humanos se esconden entre ellos y los troncos parecen un poco humanos. Como una mezcla. Al lado de esos lienzos, en esta exposición han colocado paisajes de árboles en los que no aparecen personas, para que los comparemos y encontremos puntos en común. Ese es un buen ejercicio para los chicos, con los nuestros ha funcionado.
El fantasma de la Sainte-Victoire
La Sainte-Victoire es una montaña y en esta sala encontramos paisajes presididos por ese gran monte y, al lado, naturalezas muertas: mesas con frutas y con un cántaro sobre las que se muestran manteles cuyos pliegues, duros, reproducen la orografía de la gran montaña. Otra vez un juego, por eso hablan de “el fantasma de la Sainte-Victoire”, porque es como una presencia que está ahí incluso cuando Cézanne no la ha pintado tal cual.
Juego de construcciones
Ahora el juego es al contrario. Antes, las cosas (los manteles) imitaban a los elementos naturales (la montaña); ahora, los cuadros de paisajes tratan de ser ordenados como si fueran cosas construidas con un orden y no producto de la evolución de la naturaleza y de las obras de los seres humanos. A los niños les contamos que Cézanne quería que la naturaleza se pareciera a un Lego, con piezas con las que construyes lo que quieres y que le permitiera, al pintar, poner cada cosa en su sitio. Los cuadros de esta sala, con paisajes y pueblecitos, intentan mostrar ese cierto orden, como si fueran maquetas en lugar de pueblos de verdad.
Fotos de la exposición de Cézanne en el Thyssen
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