Quizá pienses que éste es el «antiplán», porque es lo que siempre advertimos a los niños que no hagan, pero si echas la vista atrás, a cuando tenías seis o siete años, recordarás que tu mayor ilusión era cargar con el paraguas y calzarte las botas de agua… ¿por qué negárselo a tus peques? 😉