
El tiempo otoñal invita a recogerse, a hacerse acopio de chuches y mantita y tumbarse a leer o a ver una peli mientras fuera sopla el viento con fuerza, jarrea o relampaguea… Pero, claro está, eso es lo que te apetece a ti, pero tu peque sigue queriendo salir a la calle, caiga lo que caiga :-S
Quizá pienses que éste es el «antiplán», porque es lo que siempre advertimos a los niños que no pisen los charcos porque se manchan, porque se mojan o porque se pueden constipar… pero si echas la vista atrás, a cuando tenías seis o siete años, recordarás que tu mayor ilusión era cargar con el paraguas y calzarte las botas de agua para salir a pisar los charcos… ¿por qué negárselo a tus peques? 😉
Si llueve, lo que solemos hacer las mamás y los papás es abrirar bien a nuestros hijos, ponerles prendas impermeables y, si no es necesario, preferimos que no salgan y se queden en casa. Así actuaban nuestros padres con nosotros y así actuamos nosotros con nuestros hijos. Es verdad que también podemos hacer planes divertidos con los niños en casa, pero, vuelve a echar la vista atrás: todas nos hemos escapado alguna vez a esa disciplina y, a la chita callando, hemos chapuscado llenas de alborozo. ¡Qué felicidad…!
Saltarse las «normas» para saltar charcos
Hoy os proponemos que, a pesar de la educación que nos han dado y a pesar de ese mandato inherente a todo padre, nos pongamos en la piel de ese niño o niña que aún llevamos dentro y, en cuanto haya llovido lo suficiente, nos vayamos con nuestros hijos a chapuscar a un lugar lleno charcos. Basta con ponerse botas, un buen chubasquero y llevar ropa de repuesto, además de un termo con cacao caliente y unos vasos, si es que ese lugar idílico está lejos de casa. Soltémonos la melena y dejemos que, por un día, nuestros hijos nos vean como unos padres que han perdido la chaveta. ¡¡¡¡Seamos felices empapándonos juntos!!!!
Para muestra, un botón: os dejamos un vídeo en el que un niño es feliz feliz pisando charcos.
¿Chapuscar?
Es posible que no conozcáis la palabra “chapuscar”, geográficamente reducida a Castilla-León y más extendida en la zona de Burgos. Si la buscáis en rae.es (la web de la Real Academia Española), os dirá que no existe. Si la buscáis en Google, aparecerán varias páginas interesantes, entre ellas una que os invita a apadrinar palabras en peligro de extinción. Nosotros, que recordamos haberla usado y haberla oído muchísimas veces en nuestra niñez, nos quedamos con la acepción que recoge el Wikcionario: “salpicar con agua al pisar en un charco”. O sea, un sinónimo de felicidad infantil 😀
Alicia comentó:
Me parece estupendo hacer esta actividad en una tormenta de verano, pero no con una tormenta en qué las temperaturas están a 12 , 14 grados en otoño o primavera… Luego se enferman y vienen los lamentos. Dejar a los niños ser niños si,estoy de acuerdo, pero con conocimiento.
Superparents comentó:
Muy bueno vuestro artículo, hay que dejar a los niños ser niños! Os recomiendo echar un ojo a estas botas de lluvia, monísimas para los pequeños de la casa https://www.supermoments.es/es/productos/complementos-para-la-lluvia
¡un saludo!
Esmeralda G. Valladolid comentó:
Gracias por tu sugerencia, ¡un saludo!