Cuando los Reyes Magos le trajeron a mi hijo de 11 años unos patines, no me lo pensé dos veces: me compré un par para mí y me propuse patinar con él. Eso sí, para no arriesgar demasiado y para ahorrar tiempo y caídas innecesarias, buscamos en Internet un curso de patinaje para padres e hijos.