Qué ver y qué hacer en Nîmes

Nîmes es hoy la capital del departamento francés de Gard, en la región de Occitania, pero conserva monumentos que demuestran lo que fue: Nemausus, una próspera ciudad romana, rica representante de la pax del Imperio. En un viaje al sur de Francia, no puede faltar una visita a Nîmes. Es un escenario idóneo para entender cómo funcionaba una urbe del Imperio Romano, cómo era el día a día de esa sociedad y cómo se divertían los ciudadanos. Nosotros hemos estado allí con nuestros hijos y te contamos nuestra experiencia. Sigue leyendo, para saber qué ver y qué hacer en Nîmes en familia.

Puedes ver la ciudad en un día, pero, si te es posible, elige un día entre semana en lugar de un sábado o un domingo, porque así habrá menos colas y aglomeraciones en los monumentos que vais a visitar. Una cosa importante que debéis tener en cuenta es que el anfiteatro romano no permite las visitas turísticas durante la temporada taurina, así que consultad el calendario de corridas de toros para planificar vuestra visita.

Si vais en coche, como hicimos nosotros, dirigíos al centro de la ciudad y aparcad en alguno de los parkings (os aconsejamos el de las “Arènes”, que es como se denominan las plazas de toros en Francia y, en el caso de Nîmes, como llaman al anfiteatro romano, junto al que está ubicado este aparcamiento).

La visita a la ciudad se hace a pie sin problemas, porque las distancias son cortas y, además, callejear os permitirá conocer el ambiente de Nîmes, ver sus tiendas, sus plazas y esos pequeños rincones en los que seréis espectadores de una partida de petanca, descubriréis una pastelería con dulces típicos o una tienda de recuerdos para llevaros a casa la esencia del Midi francés.

A lo largo de vuestra visita, veréis en muchas ocasiones y en diferentes lugares y formatos el símbolo de la ciudad: un cocodrilo atado a una palmera. En este enlace os explicamos la curiosa historia de por qué un cocodrilo es el símbolo de Nîmes.

Itinerario aconsejado para conocer Nîmes

El itinerario que os aconsejamos es empezar por “Les Arènes” (el anfiteatro), seguir hasta la Maison Carrée, comer en algún pequeño restaurante de camino a los jardines de la ciudad, que son muy agradables por la tarde. En ellos podréis conocer el templo de Diana y, sobre todo, la Torre Magna, desde la que podréis contemplar unas amplias vistas de todos los alrededores. Volved luego al parking callejeando por el centro de la ciudad y tomad un café o un refresco antes de marcharos.

Si queréis hacer una visita complementaria, os aconsejamos que visitéis el Pont du Gard, un acueducto maravilloso que proveía de agua a la ciudad de Nîmes y que sólo se encuentra a 30 km de aquí.

Hay una entrada común para los tres principales monumentos (Nîmes Pass), que sale mejor de precio. Hay también descuentos para familias y para estudiantes con carnet (el del instituto o la facultad sirve para acreditarlo).

Les Arènes, el anfiteatro romano

Exterior del anfiteatro romano Les Arènes, en Nîmes

Esta es la estrella monumental de Nîmes, un magnífico edificio utilizado para el ocio de toda la sociedad romana (peleas con animales, luchas de gladiadores, ejecuciones…). Gracias a que, a la caída del Imperio Romano, se siguió utilizando, entre otras cosas como protección de un conjunto de casas que se construyeron en su interior, se ha podido conservar en bastante buen estado hasta nuestros días.

El ticket de la visita incluye una audioguía y, con sus indicaciones, se recorre los diferentes niveles del graderío, los vomitorios, cómo eran los juegos, los tipos de gladiadores, sus entrenamientos, hay una sala en la que se ven sus armas, se puede tocar el equipamiento de defensa que llevaban puesto y se entiende mejor cómo luchaban.

También hay una sala con una pequeña exposición relacionada con el principal festejo en la actualidad: los toros. Pulsa en este enlace si quieres saber cómo visitar el anfiteatro y todo lo que no te puedes perder de las Arènes de Nîmes.

Maison Carrée, para adorar al emperador

La traducción de “Maison Carrée” es “Casa Cuadrada”, así que lo primero que sorprende (si vais con niños, os lo van a preguntar rápidamente) es que no su forma no es cuadrada sino rectangular. En la época romana, este edificio estaba situado en el foro, la plaza pública de la ciudad, que solía ser un espacio amplio, cuadrado y porticado en el que había tiendas (“tabernae”), edificios de la administración pública y un templo.

La Maison Carrée es esto último, el templo, que estaba dedicado al culto al emperador, que se había extendido por todo el territorio romano para alabar al césar y a su familia. Hoy, en la visita a la Maison Carrée de Nîmes, merece la pena todo el exterior y, si habláis francés o inglés, en su interior se proyecta una película de una media hora en la que se cuenta toda la historia de la ciudad, de por qué fue aliada de Roma y cómo, al calor de la pax romana, creció y se desarrolló como una de las principales urbes del área mediterránea. Este documental es en francés con subtítulos en inglés.

Jardines de La Fontaine

Si seguís caminando por el Boulevard Victor Hugo, llegaréis a una avenida con un canal de agua (no es un río), el Quai La Fontaine, que os llevará a la entrada de los Jardines de La Fontaine. Es el gran pulmón verde de Nîmes, muy agradables por la mezcla de agua, ruinas romanas y vegetación y quizás, de algún modo, os recuerden al Parque Güell de Barcelona… ¿por qué? Pues porque la familia Güell envió a estudiar a su hijo Eusebio a Nîmes y éste, al volver a España y encargar a Gaudí un parque de esparcimiento, le pidió que se inspirara en Nîmes. Sorprendente, ¿verdad?

En la parte baja de estos jardines, se encuentra el llamado Templo de Diana, apenas unas ruinas de lo que fue una especie de santuario, pero posiblemente dedicado al culto del emperador y no de la diosa Diana (no está claro el porqué de este nombre). Los niños entran allí a jugar como parte del parque, ya que el acceso es fácil y abierto.

La Torre Magna

Sin embargo, lo más interesante de estos jardines está en la parte alta, así que seguid cualquiera de los caminillos que suben y pronto encontraréis indicaciones de “Tour Magne” (Torre Magna), el tercer gran monumento de Nîmes. Con 18 metros de altura, está inserta en lo que en su momento fueron las murallas de la ciudad y parece que fue una construcción romana hecha a partir de una torre gala, de tipo celta, preexistente.

Los niños se quejarán porque hay que subir, pero paciencia, que el premio está en la cumbre. Allí, podréis subir más de cien escalones en caracol para llegar hasta una terraza desde la que divisar la ciudad y todos sus alrededores. El montículo en el que está construida la Torre Magna mide más de 32 m de altura, lo que la convierte en una gran vigía del entorno. En la parte de abajo, varios paneles os explican el origen de la torre y la historia de la vía Domitia (la “carretera” romana que unía Roma con Cádiz y que pasaba por aquí).

En la bajada, si hace bueno, paraos a disfrutar de alguna de las múltiples partidas de petanca que los nimeños suelen jugar en los alrededores del canal.

La Puerta de Augusto

También perteneciente a la antigua muralla, esta puerta fue entregada a la ciudad por el emperador Augusto a principios del siglo I d. C. Se encuentra sobre la Vía Domitia, en la entrada sudeste de Nîmes, y cuenta con varios arcos en piedra con inscripciones.