
Hace muchos años, conocimos Palavas (léase Palavás), no muy lejos de Montpellier, en el sudeste de Francia. Quienes me llevaron lo hicieron, principalmente, para que tomase un helado gigante, un helado de esos que tomas de niña y recuerdas siempre… de esos que en España no había y que costaban una fortuna. En mi caso, mi engañosa memoria quiere recordar algo así como 600 pesetas, como una comida en la época. Claro, el helado de Palavas era famoso y con aquel helado ya no podías volver a probar bocado.
Volvimos a Palavas a continuar transmitiendo la tradición, ahora con nuestros hijos. Y por supuesto acabamos en el Glacier Catalan. Hay más heladerías en Palavas, pero es aquí donde hay que tomarlo. Tanto éxito que ahora no tienen una terraza, sino dos, a la orilla del río Lez, justo antes de desembocar en el Mediterráneo.
Los niños de ahora ya no se impresionan por nada, todo tiene tamaño XXL y el helado gigante simplemente les pareció un buen punto y final para celebrar el cumpleaños del pequeño. Quizá realmente no sean tan grandes ahora y por seis euros ya te puedes “poner morado” y disfrutar como un niño.
Justas y torneos en el agua
La última vez que estuvimos en Palavas se celebraban sus fiestas populares, a mediados de agosto. Aunque este año, justo después del coronavirus, no se vayan a celebrar muchas de estas fiestas, en España y en Francia, os contamos nuestra experiencia en esta población mediterránea del país vecino, por si os animáis a descubrirla…
Palavas es un punto de atracción para muchos franceses por sus playas, pero cuando ves los coches en el margen de la carretera aparcados antes de entrar, ya te imaginas cómo va a estar el parking en altura situado a la entrada del pueblo… Es muy aconsejable dejar allí el coche y caminar hasta el restaurante —las desembocaduras nunca tienen una orografía rompepiernas—; casi todo el mundo lo hace, así que tampoco nos extrañó cuando el vigilante nos avisó de que apenas quedaban plazas y que, cuando se acabaran los fuegos artificiales y todo el mundo empezara a marcharse, hacia medianoche, hasta las dos de la madrugada probablemente no se desatascaría.

Haciendo honor al apellido del pueblo, Flots (que significa agua), el plato fuerte de las fiestas es un torneo al estilo medieval, con lanza y escudo, pero en lugar de caballo, subidos en barcazas: “les joutes” (que podríamos traducir como “justas”).
Cuando la noche ya ha caído sobre Palavas-les-Flots, empieza el torneo, con una decena de remeros en cada lancha, un speaker, una banda de música apoyando a los marinos rojos, otra a los azules y… ¡a la carga! Los botes con sus lanceros subidos en sus castilletes, a bastantes metros sobre el agua, se cruzan y saludan, para volver a cruzarse y batirse en duelo hasta que uno de los dos cae, para regocijo del público. Y otra vez más, y otra. Todo esto se puede ver desde la grada principal, a pie, o incluso cenando en las mesas que todos los establecimientos gastronómicos colocan en el muelle de ambas orillas. Mejor verlo en este vídeo, porque, si te lo cuentan, cuesta hacerte a la idea…
Vídeo: justas medievales en Palavas
La población costera de Palavas, en el sudeste de Francia, mantiene la tradición de las justas y torneos, pero sobre barcas y con remeros en lugar de caballos. Os lo mostramos en este vídeo:
Fotos: Palavas-les-Flots, justas y cena
En esta galería de fotos compartimos algunas instantáneas de nuestra visita a Palavas, del espectáculo de las justas en el agua y de nuestra cena en familia:
Cenar en Palavas
Típico pueblo playero, fuera de la temporada estival Palavas puede parecer tranquilo, pero en pleno agosto lo difícil no es seleccionar el restaurante donde te apetece cenar, sino encontrar uno que tenga sitio para ti y tus niños. Sin embargo, fuera de los dos muelles, cuando parece que la zona de actividades se ha acabado, al lado del casino, nosotros encontramos uno de esos restaurantes que encantan a los niños. El reclamo de la marquesina lo decía todo: “Mejillones y patatas fritas a voluntad por 14,95 euros”. Pues eso es: barra libre de mejillones al vapor con algunas especias.

Una enorme marmita estilo Panoramix se abría de cuando en cuando y allá que los comensales se levantaban a recargar de mejillones una de las dos cazuelas que hacen de platos, la segunda es para no quemarse en el transporte y para echar las conchas vacías. Mientras llegaban las primeras andanadas de mejillones y en los tiempos muertos llegaban bandejas de patatas recién fritas, punto clave del éxito infantil. Un euro por cada bote de salsa al gusto, roquefort, curry… Si hubieran llegado a tener barra libre de refrescos, mis hijos habrían ido a abrazar al dueño. Vale, los mejillones eran de todo tipo: más o menos blanquecinos, más o menos grandes, pero acababas bien comido, sin duda. Y, por dos euros suplementarios, rematabas la faena con dos bolas de helado. No, los fuegos artificiales de las fotos, que vimos desde la terraza, no están incluidos siempre, solo en fiestas 😉
Dónde está Palavas-les-Flots
Como os comentábamos al principio de este post, Palavas está no muy lejos de Montpellier, en el sudeste de Francia. La zona turística de playa se encuentraentre el mar Mediterráneo y varios lagos, está dividida en dos por el río Lez. En este mapa hemos señalado su localización:
Hace ya unos años que estuvimos en Palavas, y puede que, tras la crisis del coronavirus, el entorno y los restaurantes hayan cambiado para adaptarse a la «nueva normalidad», pero seguro que el encanto de los locales permanece inalterado…