Narbona (Narbonne en francés) es una preciosa ciudad del sudeste de Francia, en la zona del Languedoc Roussillon, llena de historia y perfectamente conservada. Además de todos sus monumentos, descubriréis que tiene un encanto especial gracias al canal de La Robine, que la atraviesa y en cuyas orillas veréis atracados barcos convertidos en casas flotantes. En nuestro viaje con niños por el sur de Francia, hemos dedicado un día a esta ciudad, capital del departamento del Aude. Os contamos nuestra experiencia y qué ver en Narbona en un día.
La autopista A-9, la Languedocienne, comunica la ciudad de Narbona con España en unas dos horas. Es la versión actual de lo que, en época romana, significó la llamada Vía Domitia, que unía Hispania con Roma, la capital del Imperio. Aquí, en Narbona, la Vía Domitia se unía con la Vía Aquitania, que recorría el sur de la Galia desde la actual Toulouse. Toda esta zona fue parte fundamental del Imperio Romano y por eso, en cualquier lugar al que vayas (Nîmes, Arles…), encontrarás restos romanos que admirar, y Narbona no podía ser menos. De hecho, nació como una colonia militar, para alojar a las legiones del imperio, cuyos soldados, a medida que se iban licenciando, construían casas o abrían tiendas para quedarse en Narbona y ganarse la vida.
Al entrar desde la autopista, encontraréis, junto al canal, varios aparcamientos bastante baratos (hay incluso uno gratuito) en los que podéis dejar el coche. Todo lo que vais a visitar es perfectamente accesible a pie. Si seguís el curso del canal, encontraréis varios paneles que os muestran un plano de Narbona y la localización de los principales monumentos. Os aconsejamos que vayáis pronto por la mañana o justo después de la hora francesa de la comida. La mayoría de los lugares turísticos hacen una pausa a mediodía y cierran a las seis de la tarde, tenedlo en cuenta. Nosotros fuimos antes de nada a la oficina de turismo (a unos 200 metros de la zona de parkings, junto al canal): nos informaron de monumentos, horarios, actividades… y nos dieron planos para orientarnos. Todo está muy cerca, pero siempre viene bien un mapa para optimizar el tiempo.
Un trocito de Vía Domitia
En el centro de la ciudad, en la plaza del ayuntamiento, descubrieron en 1997 restos de la Vía Domitia y los dejaron al aire, formando como un pequeño foso de unos dos metros de profundidad al que puedes descender por una escalerilla para caminar sobre las grandes piedras que pisaron los ciudadanos de Narbo Martuis, que así se llamaba por entonces esta colonia capital de la provincia Narbonensis. Una línea dorada marca en el suelo, más allá de los confines de la plaza, el itinerario de esta auténtica autopista romana.
La superficie de este pequeño tramo de la vía Domitia es irregular y cuesta caminar sobre sus piedras, como enormes cantos rodados pulidos de tanto roce. Desde ella, mirando hacia el cielo, la gran torre del homenaje del Palacio Nuevo alarga su sombra medieval sobre la plaza.
Catedral y Palacio de los Arzobispos
El conjunto de la catedral y del Palacio de los Arzobispos, cuya fachada da a la plaza, se denomina Palacio Nuevo. Son de construcción medieval, del siglo XIII, pero tienen su rareza, porque la catedral (la tercera más alta de Francia, con 41 metros) no se acabó nunca debido a las luchas de poder y los ataques y revueltas propias de la Edad Media. El Palacio de los Arzobispos alberga el ayuntamiento, el Museo Arqueológico y una sala de exposiciones. Además, se puede subir a la torre del homenaje pagando una pequeña entrada y, desde allá arriba, sí que veréis Narbona a vuestros pies.
La catedral de los Santos Justo y Pastor, de estilo gótico, no tiene la entrada que uno esperaría de una construcción de la envergadura que tiene ésta. El acceso es gratuito, salvo para la ver la sala del tesoro. Cuando estuvimos nosotros, el organista estaba ensayando para un concierto y fue fantástico recorrer las naves, las capillas, el coro… con esas notas del órgano inundando el espacio. En su construcción se planificó un claustro, que, como otras partes, quedó a medio terminar. La verdad es que visitar la catedral de Narbona es como recorrer una casa en obras.
El horreum: un almacén romano
A tres minutos de la catedral se encuentra una curiosa construcción de origen romano: el horreum. Esta palabra latina significa “almacén” y, en efecto, en este lugar hubo probablemente algún mercado al que el horreum servía para guarecer las mercancías y bienes puestos a la venta. Se compone de una serie de galerías subterráneas, con paredes de la típica “argamasa” con la que construían los romanos, de techos muy bajos. En la parte de arriba hay un pequeño museo lapidario. Es una visita curiosa, muy parecida a los criptopórticos que vimos en Arles.
Más allá de los monumentos turísticos, pasear por el casco histórico de Narbona os mostrará la dimensión cotidiana de esta ciudad mediterránea, llena de luz, de cafés donde la gente conversa, de tiendecitas puestas con muchísimo gusto (y con precios altos por lo general)… Es un conocimiento imprescindible para entender, desde el presente, su larga historia milenaria. Si no os apetece mucho andar, hay un trenecito turístico que realiza un itinerario de los sitios más importantes (el paseo dura 35 minutos).
Un canal con barcos
Al acabar ese paseo por el entramado de callejuelas del casco histórico, dirigíos hacia la zona del canal de La Robine, que une el río Aude (el que da nombre al departamento cuya capital es Narbona) con el Mar Mediterráneo y que, a la vez, es un ramal del famoso Canal du Midi, construido en el siglo XVIII para comunicar la zona de Toulouse con el Mar Mediterráneo.
A lo largo de este curso de agua, encontraréis anuncios para montar en el barco que hace pequeños trayectos fluviales por un precio asequible (existen tarifas combinadas tren turístico + barco) o incluso podéis alquilar una pequeña embarcación individual y recorrer La Robine a vuestro ritmo (lo puede conducir cualquiera, a cualquier edad, y cuesta unos 30 euros por una hora en un barco de cinco plazas).
Al otro lado de este canal se levanta el mercado de Les Halles, con puestos de los productos de alimentación locales y algunos restaurantes muy atractivos. Entrad, disfrutad del espectáculo visual que ofrecen y, si es la hora de comer, no desperdiciéis la oportunidad de degustar alguna de las especialidades narbonenses o del Languedoc.
Fotos de nuestro paseo por Narbona con niños
Dónde está Narbona
En este mapa podéis ver la ubicación exacta de Narbona, capital de la provincia o departamento del Aude, en la región francesa del Languedoc Roussillon.