Cuando hacemos turismo en familia nos gusta «perdernos» por las ciudades que visitamos, pasearlas a nuestro aire, descubriendo espacios que, a lo mejor, no están en las rutas de turismo oficiales, o que, por lo que sea, nos acaban resultando encantadores.
Sin embargo, el edificio del que os hablamos hoy no es uno de esos lugares «perdidos», sino que tiene mucha Historia y su visita se hace casi imprescindible si visitas Zaragoza con niños, aunque no por eso deja de ser encantador 😉
El Palacio de la Aljafería parece desde fuera un pequeño castillo o fortaleza, bien bonita con sus torreones y su color terroso, y esta estética siempre resulta atractiva a los peques.
El Palacio de la Aljafería es, en realidad, una mezcla de construcciones, de diferente estilo y función, que, a lo largo de los siglos, han ido solapándose y uniéndose hasta llegar a nuestros días con su rara belleza medio musulmana y, desde hace unos años, como sede de las cortes aragonesas. Fuimos a verla una mañana soleada y, ya de lejos, a los chicos pareció gustarles (su aspecto de castillo con foso contó mucho a su favor). La taquilla para comprar las entradas tiene el aspecto de un pequeño kiosco junto al aparcamiento para los diputados y demás personal que está antes del puente que da acceso a la Aljafería.
Puedes apuntarte a la visita guiada o ir descubriendo el edificio por tu cuenta, pero os aconsejamos que aprovechéis el buen hacer de los guías para, en una hora, conocer bien la historia y las características de este interesante edificio.
La Aljafería está llena de anécdotas y de detalles que te pierdes sin un guía, además de que hay una zona a la que no puedes acceder si no vas en visita guiada: el hemiciclo de las cortes.
Ese día éramos 6, porque íbamos con una sobrina; parecíamos una familia supernumerosa 🙂 Las entradas para todos, con visita guiada, nos salieron por 8 euros en total. Asequible. Nos colgaron una identificación al cuello y nos indicaron que esperásemos en el primer patio tras la entrada, con control previo de bolsos.
Ya en ese patio uno tiene una idea de la mezcla que luego va a recorrer: un arco de herradura por un lado, arcos ojivales por otro, la entrada a un edificio de corte moderno por otro… Ahí mismo está también la tienda de la Aljafería, como una tienda de museo, pequeña pero interesante, con algunos libros para niños, estudios de arte para adultos y una guía completa del edificio. También tienen tarjetas postales, artesanía relacionada con las imágenes más típicas del palacio y recuerdos para turistas.
Tras unos minutos en que los visitantes fueron agrupándose, apareció la guía y nos explicó que el recorrido duraría una hora…
Así es la visita guiada al Palacio de al Aljafería
Se comienza por el patio árabe, con su alberca, sus naranjos, su fragor verde y el sonido del agua, como una representación —esa es su significación para los musulmanes— del Paraíso que nos espera. Ese fue, en efecto, el principio cronológico de la Aljafería, construida por el rey musulmán Abú Ya’far como fortaleza y palacio en el siglo X. De esa época queda también el palacio del trono y el oratorio, una especie de capilla privada sólo para uso del monarca, en el que quedan restos de decoración en las paredes (ataurique, una especie de filigrana o “bordado” hecho con escayola), aunque ennegrecidos por el humo y la grasa que llenaron esa sala cuando fue utilizada como cocina en la época en que la Aljafería fue un cuartel militar.
Nosotros estuvimos visitando este edificio hace ya algunos años, mucho antes del coronavirus, y disfrutamos mucho de la visita guiada porque «suaviza» la parte del recorrido en que parece que estemos visitando un museo, y te ayuda a fijarte en los detalles más emblemáticos.
La guía, simpática, se preocupaba de que los niños, unos cuantos en el grupo, viesen bien lo que explicaba y se “engancharan” en la historia. Precisamente en ese salón del trono del palacio musulmán les hace descubrir un fresco algo deslucido que parece reflejar un ejército o una batalla y los invita a contar el número de caballos que hay (“yo he contado unos doce”, dice). A continuación explica que los musulmanes, al menos los más ortodoxos, no realizan representaciones animales ni humanas, porque consideran que, al hacerlo, se les da un alma y eso sólo lo puede hacer Alá, su dios. Dicho esto, añade que el rey Abú Ya’far, un gran intelectual, sí permitió un pequeño “desliz” en este aspecto: aquí hay un pájaro. ¿Dónde está? “No se preocupen —dice la guía— esto no va a ser como la rana de la Universidad de Salamanca, yo sí les voy a decir dónde está”. Y, en efecto, nos lo señala con su puntero láser (en la galería tenéis una foto, no os la perdáis).
Desde esa parte del palacio, avanzamos hacia una gran sala con techos artesonados y de ahí al torreón del Trovador, una belleza protegida por la Unesco, con partes originales del siglo X y con graffiti en las paredes: ¿Graffiti? Sí, de los presos que ocuparon este torreón cuando fue utilizado como prisión de la Inquisición.
El rey Pedro IV el Ceremonioso ocupó y remodeló la Aljafería para convertirla en una fortaleza digna de un rey cristiano medieval, como él era (nació sietemesino y se quedó bajito, así que, para aparentar una mayor altura, se ponía siempre que podía un gran yelmo sobre el que se posaba un enorme dragón, como símbolo de poder.
Bajamos después al palacio de los Reyes Católicos, que también vivieron aquí y aquí dejaron su impronta: la sala de los pasos perdidos, donde quienes esperaban ser recibidos en audiencia paseaban nerviosos, el gran salón del trono, donde por fin los recibían haciéndoles sentir su tremenda autoridad. Sus símbolos aparecen en la decoración del techo artesonado: el yugo y las flechas (sus iniciales corresponden a las de los reyes: y de Ysabel y f de Fernando), referencias a 1492 como el año en que fue tomada Granada… Sobre el descubrimiento de América, nada… Claro, ellos no sabían que se había descubierto un nuevo mundo, pensaban que Colón había sencillamente llegado a las Indias.
Para terminar la visita, entramos en el hemiciclo, no sin antes pasar ante una maqueta en madera del edificio, hecha para que los ciegos puedan tocarla, pero que nos sirve a todos para hacernos a la idea de cómo es el palacio, sus diferentes partes y estancias y el camino que hemos ido recorriendo por su interior. En la sala de las Cortes no hay mucho que ver, salvo sentir que es allí donde se reúnen los políticos representantes de Aragón para llegar a acuerdos y dictar normas autonómicas.
Fotos del Palacio de la Aljafería
Fijaos en todos los detalles de esta galería de fotos porque merecen la pena; el Palacio de la Aljafería de Zaragoza es un edificio precioso, y vale la pena descubrirlo con los peques, sin duda:
Si pasas unos días en Zaragoza con los niños, o resides allí, plantéate realizar una visita guiada por el barrio de San Pablo de Zaragoza o una completa visita guiada por Zaragoza.
Para planificar tu visita a Zaragoza con niños, te recomendamos informarte sobre visitas guiadas que te pueden resultar muy interesantes, como este Free tour por Zaragoza ¡Gratis!. Otra forma interesante de conocer la capital del Ebro puede ser una de estas: el Tour de los Crímenes por Zaragoza o una ruta nocturna por los misterios y leyendas de Zaragoza.
Dónde está el Palacio de la Aljafería
En el siguiente mapa hemos señalado la localización exacta del Palacio de la Aljafería, en Zaragoza, sede de las cortes aragonesas. Está, cómo no, en la Calle de los Diputados 🙂
Horarios y precios del Palacio de la Aljafería, en Zaragoza
Las visitas al Palacio de la Aljafería volvieron el 15 de junio, después del coronavirus, aunque para disfrutarlas hay que concertar previamente la visita llamando al teléfono 976 28 96 85 en el siguiente horario:
- De 9:00 a 14:30 horas (de lunes a viernes). Es necesario concertar con, al menos, un día de antelación.
Los horarios de las visitas son:
- De 10:00 a 14:00 horas y de 16:30 a 20:00 horas (de lunes a domingo).
A continuación detallamos algunas cuestiones importantes sobre la visita:
- Es obligatorio el uso de mascarilla.
- Respeta la distancia de seguridad (2 metros) entre personas.
- Sigue el recorrido señalizado dentro del palacio y las indicaciones expuestas.
- No toques ninguna superficie ni elementos del edificio.