La Casa de Campo de Madrid es una gran desconocida llena de historia, de patrimonio para descubrir y de montones de lugares agradables para disfrutar en cualquier momento del año. Puedes remar en el lago, montar en el teleférico (cuando no está de obras) o incluso pasar un día en el Parque de Atracciones o en el Zoo Aquarium, que están dentro de su territorio.
En un fin de semana en Madrid, conocer la Casa de Campo puede ser un plan interesante, combinado con la visita a un museo de arte como el Thyssen.
También allí, junto al lago, está el Centro Medioabiental que organiza diversas actividades y visitas guiadas para que se conozca mejor esta reserva biológica, que también lo es, que tenemos dentro de la ciudad de Madrid.
a Andrés, uno de los guías, en un itinerario para conocer 5 árboles singulares alrededor del lago de la Casa de Campo. Ideal para que lo hagas con los niños, te indicamos en un mapa dónde se ubican cada uno de esos cinco ejemplares y luego te contamos sus características y te los mostramos en fotos. Aquí tienes:
Ruta para descubrir 5 árboles singulares de la Casa de Campo
En el siguiente mapa puedes ver dónde están estos cinco árboles singulares para que puedas hacer la ruta con tus peques:
Pino piñonero
Este ejemplar de pino piñonero es reconocible por su forma de parasol, con un tronco de corteza anaranjada sin ramas en las zonas bajas cuyo perímetro es de 2,5 metros. Su singularidad viene dada por su altura y su porte casi perfecto. Tiene 175 años y una altura de 17 metros que lo hacen elevarse por encima de los árboles vecinos aquí, en la bajada de la avenida del Embarcadero, junto a lago de la Casa de Campo en dirección a Madrid Río.
Andrés, el guía, nos cuenta que de todas las especies de pino que hay sólo tres dan piñones comestibles: una en China, otra en Méjico y otra en la cuenca mediterránea. Saca de su mochila una bolsa y extrae de ella varias piñas, también una plantilla con cinco nombres de especies de pino y otras coníferas. Le dice a uno de los niños que la sujete y nos lanza un reto a todos: ¿sabríais a qué árbol corresponde cada una de estas piñas? Cuando, entre todos, medio por lógica medio por conocimientos, logramos rellenar la plantilla, nos muestra por sorpresa una piña gigante y entre risas nos hace adivinar –sin éxito– de qué árbol procede: al final, nos tiene que dar él la solución: a un pino del Himalaya.
Cedro del reservado
Vamos caminando por la avenida del Embarcadero hasta la antigua quinta de los Vargas, hoy reconstruida. Ahí se encuentra el llamado “reservado grande”, una especie de jardín vallado, algo descuidado, pero abierto al público. Justo unos metros después de la entra se yergue una fantástico cedro, de pesadas ramas (las bajas arrastran casi por el suelo) y algo abrumado por el peso de grandes nidos de cotorra argentina (las normas del parque no permite acabar con esos nidos y se están haciendo fuertes en varias zonas de la Casa de Campo y aledaños.
Este cedro se plantó aquí hace 175 años siguiendo la moda japonesa de la época. Es un cedro del Himalaya y es el árbol más alto de la Casa de Campo. Sus piñas son redondeadas y blanquecinas y apuntan hacia arriba. Se trata de un árbol algo perjudicado, que se está venciendo hacia uno de sus lados, razón por la cual se le ha sujetado con un tirante.
Plátano gordo
Subimos de nuevo hacia el lago y lo rodeamos en el sentido inverso a las agujas del reloj. Aquí nos encontramos, a la izquierda, con un enorme plátano de sombra: estamos ante el árbol de mayor perímetro de la Casa de Campo, con sus 3 m de contorno. Su edad se calcula en unos 200 años.
Además de todo esto, este plátano tiene una particularidad y es que su porte es el que le corresponde de forma natural, tal y como va creciendo, no se le ha podado. Nunca se le ha podado. Observad su tronco jaspeado y con formas descamadas. En la actualidad, los plátanos tienen una enfermedad denominada el tigre de los plátanos que mata a estos árboles tan apreciados, entre otras cosas, por su capacidad para dar sombra.
Taray
Caminamos ahora hasta la zona del aparcamiento y allí, en medio del polvo provocado por el cercano campo de fútbol se levanta este arbusto, un auténtico superviviente. En realidad, el taray es un arbusto y por esta zona es el único que da testimonio de la zona de humedal que hace tiempo se extendía por aquí. Tiene unos 250 años y es precioso especialmente en primavera (echa unas flores de color rosáceo) y en otoño (toda la planta adquiere un tono anaranjado.
Cipreses gemelos de la Casa de Campo
Para terminar nuestro recorrido, nos dirigimos a la rotonda conocida como Glorieta Patines (la más cercana a la piscina municipal del Lago). Allí se levantan dos preciosos especímenes de cipreses, tan juntos que forman la pareja de hermanos más conocidos del parque. Fueron replantados aquí tras la Guerra Civil y son, como todos los de su especie, altos y esbeltos. Miden 13 metros y su edad se eleva a 50 años. El perfil de su copa apenas tiene 2 metros de contorno, pero están catalogados como árboles singulares por su gran valor ornamental.