Como sabéis, somos una familia que disfruta de los paseos por la ciudad, y disfrutamos descubriendo los espacios verdes que una gran ciudad como Madrid nos ofrece, ya sea en forma de parques o de jardines, de muy diversos tipos, todos con sus peculiaridades y encantos. En muchos de estos parques y jardines la entrada es gratuita, lo que los convierte en un gran plan ‘low cost’ para toda la familia.
En un post anterior os hablábamos del Parque del Capricho, y os contábamos las pocas ganas de visitarlo que, en un principio, tenían nuestros hijos, porque no se puede jugar al fútbol, no hay columpios… En el Real Jardín Botánico, situado en Madrid, enfrente de la entrada de Murillo del Museo del Prado, eso es así, pero multiplicado por diez, porque el Botánico es casi un museo vegetal.
A pesar de tener el estatus de un museo, el Real Jardín Botánico no es nada aburrido (y no sólo en navidades, cuando montan un maravilloso espectáculo nocturno de iluminación); se puede pasear entre sus parterres, bajo sus árboles y por sus avenidas mientras se siente el aroma de las plantas. Es un excelente método de relajación para los niños y eso a los críos, de vez en cuando, les viene muy bien, al menos a los nuestros 😉
Un botánico con dos ganchos para niños
Nosotros fuimos un domingo, avisando a los chicos de que íbamos a conocer plantas nuevas y a ver cómo la primavera estaba llegando a todo ese micromundo vegetal que tenemos tan a mano, en el centro de Madrid.
Como siempre, les ponemos algún “gancho” que les anime y les motive para aprender y a disfrutar de una actividad que no tiene nada que ver con correr detrás de un balón y, en este caso, los ganchos fueron dos: en el Jardín Botánico hay una pequeña muestra de plantas carnívoras (de las de verdad, grandes comedoras de insectos) y, además, en la llamada Terraza del Laurel, se exhibe una estupenda colección de bonsáis (nada menos que la famosa colección de bonsáis del expresidente Felipe González, aunque a ellos esto no les dice mucho).
Tarifas del Jardín Botánico de Madrid
Las tarifas son únicas y aplicables a todos salvo menores, estudiantes y un listado de profesionales que podéis ver más abajo. Como fuimos por la tarde, a eso de las cuatro, no había mucha gente y tampoco acumulaciones en la taquilla, así que pasamos al Botánico sin esperas.
Puedes consultar las tarifas actualizadas en la web del Real Jardín Botánico de Madrid. En esta misma web puedes consultar, también, los horarios para visitar el Botánico de Madrid.
Cuando entras, te sientes un poco perdido. Se supone que vienes a pasear, pero lo suyo es que reconozcas —o al menos lo intentes— algunos árboles de los más frecuentes en nuestro país, ciertas flores, algunas de las plantas aromáticas.
Si la botánica no es tu fuerte, no te preocupes: todas las especies del Real Jardín Botánico están muy bien etiquetadas y explicadas (muchas veces con su nombre en latín, lo que confunde un poco) y de vez en cuando hay paneles que dan algunas explicaciones más.
El Jardín Botánico tiene una parte al aire libre y tiene unos magníficos invernaderos divididos en tres secciones: zona desértica, zona subtropical y zona tropical. Estos invernadores permanecen cerrados en tiempos de coronavirus, para salvaguardar las medidas higiénicas y la viabilidad de las plantas en su interior.
En cuanto al tipo de visita familiar al Real Jardín Botánico, es cierto que no se aprovecha lo mismo si vas tú solo que si te apuntas a alguna de las visitas guiadas (abajo tienes más info al respecto) que el Botánico convoca regularmente. Nosotros ese día optamos por el paseo tranquilo, con alusiones a las plantas y a los árboles más generales y conocidos, de forma que a los niños no se les hiciera pesado.
Plantas carnívoras y colección de bonsáis
En el extremo de los invernaderos está la parte de las plantas carnívoras, que en realidad son insectívoras, con sus varias formas de atraer a los insectos, de atraparlos y de deglutirlos. Esta parte, como esperábamos, les gustó muchísimo a los peques y, de hecho, estuvieron pensando en comprar una maceta con una de estas plantas carnívoras en la tiendecita de plantas y recuerdos del Botánico que hay a la entrada. Finalmente, les pareció muy caro (9,5 euros por una miniplanta) y no la adquirieron.
La colección de bonsáis del Real Jardín Botánico es sencillamente maravillosa. Nos gustaron especialmente los arces canadienses, completamente rojos en toda su copa y con un aura especial que les daba a esa hora la luz del sol de atardecer. Hay como quince especímenes y son a cual más bonito.
Uno se imagina a Felipe González revisando cada hojita, cada espécimen vegetal… mientras fuera atendían los grandes asuntos de estado. Hoy el Botánico los cuida, los poda y los mantiene preciosos para que todos disfrutemos de ellos, aunque no seamos presidentes.
Fotos de nuestra visita al Jardín Botánico
En esta galería de fotos podéis ver algunas instantáneas de una de nuestras visitas a este espectacular «museo» de árboles y plantas; tened en cuenta, no obstante, que un jardín botánico es un espacio vivo, y que está en constante cambio…
Historia del Real Jardín Botánico de Madrid
El 17 de octubre de 1.755, Fernando VI ordenó la creación del Real Jardín Botánico de Madrid, que se instaló en la Huerta de Migas Calientes, cerca de lo que hoy es Puerta de Hierro, a orillas del río Manzanares. Contaba con más de 2.000 plantas, casi todas de España y algunas europeas.
Carlos III decidió su traslado al emplazamiento actual e inaugura las nuevas instalaciones en 1.781. En esos años se construyeron las tres terrazas escalonadas, se ordenaron las plantas según el método de Linneo —uno de los botánicos más importantes de la Historia— y se construyeron también la verja que rodea el Jardín, los emparrados y el edificio llamado Pabellón Villanueva.
Sus objetivos estaban claros: desarrollar la enseñanza de la Botánica, organizar expediciones a América y al Pacífico, dibujar las láminas de todas las plantas, como una especie de inventario colorista, y descubrir nuevas especies.
Tras la etapa difícil de la Guerra de la Independencia (1.808), a finales del siglo XIX se le amputan terrenos parar construir el actual Ministerio de Agricultura y, por si eso fuera poco, en 1.886 un ciclón acabó con medio millar de árboles de gran interés botánico.
En 1.939, el Real Jardín Botánico pasa a depender del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En 1.942 es declarado Jardín Artístico. En 1.974 fue cerrado al público para abordar profundas obras de restauración, que acabaron devolviéndole su estilo original.
Vídeo: la mimosa púdica, una planta tímida
A nuestros hijos les gusta especialmente esta planta, cuyas hojas, al ser rozadas, se pliegan para protegerse. Aunque no se debe tocar, su curiosidad pudo más y con mucho mucho cuidado observaron el comportamiento de esta curiosa planta.
Dónde está el Real Jardín Botánico de Madrid
El Real Jardín Botánico está junto al Museo del Prado y ocupa toda la superficie entre la pinacoteca y la Cuesta de Moyano, muy cerquita de la Estación de Atocha, aunque su entrada la tiene frente al Prado. En este mapa os señalamos su localización:
Visitas guiadas al Jardín Botánico de Madrid
El Real Jardín Botánico de Madrid ofrece la posibilidad de realizar visitas guiadas para grupos de carácter general o temático, así como visitas de carácter educativo. Puedes ver más información en la web del Real Jardín Botánico de Madrid.