Nuestro amigo Pedro, de Conil, nos ha invitado a almorzar en un lugar muy especial: la Venta del Soldao, en Los Badalejos, una de las pedanías de Medina Sidonia (enlace al post). Allí nos hemos presentado toda la familia para vivir una experiencia que va más allá de lo culinario: en esta venta, su dueña, doña Teresa, y el resto de la familia te tratan como si fueras el mejor de los clientes y su única meta es que te vayas bien comido y con la satisfacción de haber pasado en su establecimiento un rato bien agradable.
Dijimos a nuestros hijos que íbamos a almorzar en una venta y se quedaron perplejos. Cuando uno piensa en una venta en Andalucía, la cabeza se le va al mundo de Curro Jiménez y sus bandoleros, a los viajeros que en siglos pasados solo podían descansar, comer y pernoctar en locales a medio camino entre la granja y la taberna, con gente pícara y de mala catadura y peligro para sus bienes y su integridad física. Pero no, no, nada de eso: la Venta del Soldao es un lugar amable, auténtico y muy especial. Hay que experimentarlo.
Tomamos café de puchero (Colacao los pequeños), pan tostado y manteca roja con trocitos de carne, tortilla de patata buenísima, pastas dulces… Todo muy diferente de lo que desayunamos habitualmente o del tentempié que tomamos a media mañana.
Esta venta es reconocida por sus arroces con pollo, con conejo, con perdiz (que la propia familia cría) y por sus guisos de pollo con tomate de los que la señora Teresa guarda celosamente la receta (sobre todo el puñaíto de especies que añade a cada plato). Y, como postres, la tarta de manzana casera, buenísima.
¿Por qué se llama la Venta del Soldao?
Pepe Ruiz Canales era un jienense al que en 1947 le tocó hacer la mili en este lugar (en la Yeguada de San José de Malcocinado de la que os hablamos más abajo, porque también merece una visita). Al terminarla, decidió quedarse por aquí, se enamoró de Teresa, que cocinaba como los ángeles, y juntos abrieron una primera casa de comida y, unos años después, esta venta.
Y como Pepe había venido como soldado, así se quedó el mote, el “soldao”, pronunciado a la andaluza y hoy casi toda una marca, que ganado popularidad y prestigio gracias a toda la familia: a Pepe (que falleció hace ya años), Teresa y sus once hijos.
Historia de Felipe González y Gabriel García Márquez en la Venta del Soldao
En esta venta se han visto las caras muchas caras populares de la política, el cante y el mundo de la prensa rosa: desde María del Monte a Pedro Pacheco, hoy exalcalde de Jerez, pasando por Paquirrín y su mismísima madre, la Pantoja.
Sin embargo, la historia grande, de la que se publicaron artículos que la familia regente del Soldao tiene colgados en las paredes de la venta, es la protagonizada por el expresidente del Gobierno español Felipe González y el premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. Al parecer, González quería agasajar a su amigo escritor y la recomendación que le dieron fue la de comerse un pollo guisado por doña Teresa en la Venta del Soldado. Allí que se fueron y lo que ha transcendido, más allá de conversaciones privadas, es lo que vieron sorprendidos quienes les sirvieron la comida: que se comieron el arroz con pollo con las manos y rechupeteándose los dedos. Y, al final de la comida, Gabo escribió una dedicatoria: “En memoria de este arroz con pollo”. Ahí es nada.
Si finalmente os decidís a visitar la Venta del Soldao y a probar su comida, mirad las paredes, fijaos en la decoración, leed los recortes de periódico que hablan de toda una vida de esfuerzo y dedicación a la clientela. En 2010, doña Teresa Montero fue reconocida con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.
¿Comida cara o se puede ir en familia con un presupuesto normal?
Aquí se come bien por un precio popular. Los arroces salen por unos diez euros por persona y las raciones (de croquetas, albóndigas, costillas en adobo, venado, chorizo, carillada… ) cuestan entre 9 y 12 euros. Para niños pequeños hay multitud de platos combinados por menos de diez euros.
En fin, cada uno elegirá lo que más le convenga y, según lo que escoja, el precio final puede variar, pero se trata de precios totalmente accesibles que, aparte de la comida, conllevan, por todo lo que os hemos contado, la experiencia de encontrarse en un lugar muy especial y lleno de historia. No os lo perdáis si viajáis por esta comarca gaditana que lleva un nombre precioso: La Janda.
Vídeo: así es la Venta del Soldao y su fundadora
Dónde está la Venta del Soldao
Esta venta se encuentra ubicada en la carretera que une las poblaciones gaditanas de Medina Sidonia y Benalup. Administrativamente, es una pedanía de Medina. La venta es perfectamente reconocible: grandes letras verdes sobre la parte alta de la fachada lo dejan claro. VENTA EL SOLDADO. COMIDAS.
Para visitar justo al lado de la Venta del Soldao
Aparte de la propia Medina Sidonia, población que merece una visita de al menos un día (en este post os contamos todo lo que nosotros estuvimos viendo y os aconsejamos sobre Medina Sidonia), muy cerca de la Venta del Soldao se encuentra un pequeño lugar de nombre ingenioso y con una historia interesante: San José de Malcocinado (ni idea del origen de este curioso topónimo).
Hoy es un pueblecito, casi una aldea, de casitas blancas pequeñas y perfectamente ordenadas separadas por una cuadrícula de callecitas estructuradas a la perfección. Todo ello hace pensar en un espacio militar y… en efecto lo fue.
Este lugar también se conoce como La Yeguada, porque en un principio fue un acuartelamiento para yeguas militares. Como consecuencia de la Reforma Agraria realizada en la Segunda República, aquí llegaron 40 colones para trabajar las tierras, aunque, al llegar Franco, obligó a todos ellos a pagar por las tierras que el Gobierno republicano les había concedido. Hoy, toda esa historia se respira aún en los restos de las edificaciones y en cómo se han transformado para hacerlas habitables para sus moradores actuales. Como si el tiempo se hubiera parado.