El Monasterio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja, tiene en realidad dos sedes: la más antigua, situada a las afueras de este pueblo de La Rioja, llamada San Millán de Suso, y la más moderna, que está abajo, en el pueblo, y se conoce como San Millán de Yuso.
El Monasterio de Suso (del latín “sursum”, que significa “arriba”) es el más antiguo y está situado a kilómetro y medio del actual pueblo de San Millán. Para visitarlo, hay que comprar la entrada en la taquilla que está en el pueblo, junto al monasterio de Yuso (se compran por separado) y coger uno de los autobuses que, cada media hora, te trasladan hasta él. No se tardan más de diez minutos.
Al Monasterio de Suso no se puede ir en coche particular, tenedlo en cuenta y, durante los fines de semana, hay mucha gente, por lo que, si no coges las entradas con antelación, te puedes quedar sin verlo o tener que esperar mucho entre un monasterio y otro. Más abajo tenéis los horarios y el precio de las entradas. El orden de la visita debería ser el cronológico (primero el Monasterio de San Millán de Suso y luego el de Yuso), pero podéis organizaros como queráis o como podáis según la disponibilidad de horarios y entradas.
Una vez arriba, un caminito te lleva hasta la entrada del monasterio mozárabe construido mayormente en los siglos X y XI, pero que conserva vestigios anteriores (visigóticos y románicos), ya que fue aquí donde el eremita Millán vivió y fundó este primer centro de retiro religioso en el que luego se fueron instalando otros hombres buenos.
Historia de San Millán
San Millán vivió del 473 al 574, nada menos que 101 años, y para cuando murió ya se había formado una pequeña congregación en este monasterio primitivo, en el que los restos del santo fueron venerados por la gente de la zona y por peregrinos venidos de muy lejos (incluso se desviaban del cercano Camino de Santiago para rendir homenaje a San Millán).
Hoy, cuando llegas, un guía te explica lo más importante de la historia del santo y del edificio, que tiene la increíble belleza de las cosas sencillas. Para los niños cuenta con atractivos irrefutables: huesos auténticos de santos bien visibles en una urna excavada en la pared de piedra, sarcófagos de los siete infantes de Lara (con toda una leyenda de lo más novelesca), un madero que fue alargado milagrosamente por San Millán y que se ve dentro de un poyete de azulejos y un suelo hecho con cantos rodados como si fuera un gigantesco trabajo manual (que lo es).
Nada más entrar, en la zona que es como un soportal, a la izquierda, están los sepulcros de esos Siete Infantes de Lara y, en medio, separado de ellos, el de su maestro. Os resumimos su leyenda y por qué murieron, traicionados por su propio tío.
Leyenda de los Siete Infantes de Lara
Gonzalo Gústioz, Señor de Salas, casado con doña Sancha, tuvo siete hijos: los infantes de Lara. En la boda de Ruy Velázquez, hermano de doña Sancha, y doña Lambra, se enfrentaron los familiares de la novia con los infantes de Lara. En esa pelea murió un primo de doña Lambra a manos de Gonzalillo, el menor de los Siete Infantes de Lara.
Pasado un tiempo, doña Lambra ve a Gonzalillo bañándose en paños menores y lo interpreta como una provocación sexual. Ofendida, ordena a su criado que le arroje un pepino relleno de sangre. Gonzalillo mata al criado.
Para vengarse, doña Lambra hizo que su marido, Ruy Velázquez, dirigiera a los siete hermanos de Lara a una emboscada de los musulmanes. Nuño Salido, el tutor de los infantes, se enteró e intentó avisarlos, pero finalmente fue asesinado junto a ellos.
En la batalla, los Siete Infantes fueron decapitados y sus cabezas enviadas a Córdoba por órdenes de su tío, Ruy Velázquez, el marido de doña Lambra, donde el padre de los jóvenes estaba en misión diplomática; durante su estancia tuvo con la hermana de Almanzor un hijo llamado Mudarra. Él será el que, con el paso del tiempo, vengará la muerte de sus hermanos, matando a Ruy Velázquez y quemando el palacio de doña Lambra, con la vengativa señora dentro.
¿Os ha gustado? Muy truculento… Ya supondréis que los restos que cobijan estos sepulcros son los cuerpos descabezados. Las cabezas se quedaron en Córdoba.
Un tronco milagroso de San Millán
Siguiendo con el Monasterio de Suso, un arco mozárabe da acceso al interior, una de cuyas paredes está excavada en la roca, formando tres cuevas, la primitiva fundación de San Millán. En una se encuentra el oratorio de San Millán; en otra el sepulcro del santo (no os perdáis todas las figuras esculpidas en sus laterales), hoy vacío, porque sus reliquias fueron trasladadas al monasterio de abajo, al de Yuso; en la tercera está la urna con los huesos de los eremitas que pasaron por aquí.
Unas columnas con arcos organizan el espacio para que forme naves, como en una iglesia. A un lado, en una zona de la pared recubierta de azulejos, una mirilla nos permite ver los restos de un tronco que protagonizó uno de los milagros de San Millán: el madero fue cortado demasiado por los obreros que iban a construir un granero y no valía, pero el santo lo hizo crecer para que los operarios no perdieran su salario y, además, a partir de ese momento fue también un objeto que sanaba a quienes lo veneraban.
Hay también una pila de agua, frescos en la pared de la entrada, una puerta en un nivel alto, señal de que en algún momento este espacio tuvo dos pisos, inscripciones en las paredes, decoraciones en los capiteles… Fijaos en todos los detalles.
Acabada la visita, bajaréis al pueblo para conocer el Monasterio de Yuso. Si quieres preparar bien la visita con los niños y despertar su interés, en el siguiente enlace os contamos algunas curiosidades del Monasterio de San Millán de la Cogolla.
Fotos del Monasterio de San Millán de Suso
Al Monasterio de Suso se accede por una puerta de herradura, y es importante fijarse en el reverso de esta puerta, que conserva un núcleo de la obra visigoda. El suelo es un trabajo mozárabe de principios del siglo XI. Desde este atrio se contempla una magnífica vista del valle de Cárdenas. En esta pequeña galería de fotos os dejamos una selección de imágenes:
Dónde está el Monasterio de Suso
A las afueras de San Millán de la Cogolla, en La Rioja, y no se puede ir en coche particular, sino en los pequeños autobuses que han puesto para ello. Aquí tienes un mapa para que lo sitúes:
Horarios y tarifas para visitar el Monasterio de Suso
Los horarios en verano (desde Semana Santa a noviembre) son:
- Oficina de reservas: de 9:30 a 13:30 y de 15:30 a 18:30 h
- Visita al Monasterio de Suso: de 9:55 a 13:25 y de 15:55 a 17:55 h
- Horario del bus:
- Mañana: 9:55 (no reservable) / 10:25 / 10:55 / 11:25 / 11:55 / 12:25 / 12:55 / 13:25 h.
- Tarde: 15:55 / 16:25 / 16:55 / 17:25 / 17:55 h.
- Lunes no festivos, cerrado.
Los horarios en invierno (desde noviembre a Semana Santa) son:
- Oficina de reservas: de 9:30 a 13:30 y de 15:30 a 17:30 horas.
- Visita al monasterio de Suso: de 9:55 a 13:25 y de 15:55 a 17:25 horas.
- Horario de bus:
- Mañana: 9:55 (no reservable) / 10:25 / 10:55 / 11:25 / 11:55 / 12:25 / 12:55 / 13:25 h.
- Tarde 15:55 / 16:25 / 16:55 / 17:25 h.
- Lunes no festivos, cerrado.
La tarifa general es de 4 euros. Los menores de 12 años entran gratuitamente, y de 13 a 18 años la entrada cuesta 3,25 euros. Los mayores de 65 años sólo pagan 1 euro.