La bocadillería El Brillante es famosa en todo Madrid. Su situación, justo enfrente de la estación de Atocha, la hace, además, conocida por todos aquellos que viajan a o desde Madrid: es un sitio muy a mano para comprar algo antes del viaje o para quedar con quien te venga a buscar. El Brillante es un bar muy particular y su producto más conocido, el que le ha hecho famoso, es el bocadillo de calamares.
El local tiene dos entradas —o dos salidas, según se mire—, una que da a la plaza donde está la entrada principal del Museo Reina Sofía (la de los ascensores encerrados en torres de cristal) y otra que da a la Glorieta de Atocha. En ambos lados cuenta con una gran terraza en la calle, cosa muy positiva para disfrutar de su picoteo después del coronavirus, y que curiosamente, está siempre llena, tanto en verano y como en invierno. En el interior hay una larga zona de barra y otra con un mostrador donde te preparan los bocadillos para llevar.
Si eliges comerte el bocata allí mismo, ten en cuenta que no es un lugar tranquilo y apacible. Los camareros piden las comandas todo el tiempo a voz en grito (¡¡¡dos de camalares y una de sepiaaaaa!!!) y tienes que estar de pie, apoyándote en el mostrador de aluminio reluciente (no hay asientos) de una forma poco cómoda. El personal es amable en general y se los ve eficaces y no paran ni un momento.
Cuánto cuesta un bocadillo de calamares en El Brillante
El precio de un bocadillo de calamares en El Brillante antes del coronavirus no era precisamente barato: ¡5,80 euros! Y 2,50 euros más si le añadías una bebida. Nosotros fuimos con los niños para que conocieran un sitio tan castizo y tradicional y para llevarnos los bocadillos, que nos comimos en el Parque del Retiro. Lo cierto es que son bocadillos grandes, no en barrita pequeña como los típicos bocadillos de calamares de la Plaza Mayor sino que son como de media baguete. Los anillos de calamar son grandes, gruesos, tiernos, con el rebozado justo… Los encontramos algo bastos, pero muy buenos de sabor y el apetito que teníamos hizo el resto.
Fotos del bar El Brillante, famoso por sus bocatas de calamares
Aquí os dejamos algunas fotos de nuestro bocata de calamares en El Brillante:
Dónde está el bar El Brillante
En el siguiente mapa os señalamos la localización exacta de El Brillante de Atocha, justo frente a la estación de ferrocarril:
Si, como nosotros, planeáis un paseo por Madrid con niños y se os echa encima la hora de comer o cenar, aprovechad para disfrutar de una de las tradiciones más típicas de la capital: comerse un rico bocata de calamares 😉
Luis Corchano comentó:
Esta entrada, que probablemente es una opinión subjetiva que pudo estar bien en su tiempo, está ahora desfasada, porque el local ha multiplicado los precios y ha bajado mucho la calidad. De han viralizado en Internet desde 2016 muchos comentarios por los precios abusivos y mal servicio del bar el brillante de Atocha. Hace unos días, realicé una visita al museo del Prado, y después me acerqué a atocha a ver si comía un bocadillo de calamares. La zona de Atocha es una zona popular de toda la vida, adonde llegaba la gente con maletas a la estación de Atocha, gente humilde que al bajarse del tren solía tomarse un bocadillo de calamares en los bares corrientes que había en la zona. eran bares de toda la vida, para viajeros, para tomarse algo sencillo en un ambiente muy corriente. el brillante siempre ha sido uno de esos bares. Tenía otro en la zona de Quevedo, pero el dueño lo vendió, probablemente porque no ganaba allí mucho dinero. los locales los tiene en propiedad, por lo que los precios del local no son necesarios para cubrir ningún gasto de explotación inmobiliaria. Esto lo digo porque cuando fui a este bar me ha sorprendido mucho como ha subido los precios y como ha bajado la calidad en general.por un bocadillo de calamares cobra casi 8 € y por una Coca-Cola más de 4 € lo cual está absolutamente injustificado, y mucho más cuando en la mayoría de bares de Madrid no se atreven a cobrar más de 4 € por un bocadillo de calamares en general. el servicio es realmente deficiente, con unos camareros que en general son señores mayores que parecen sacados de una película de José Luis López Vázquez y que no hacen prácticamente caso y hay que repetirle las cosas varias veces. En el local estaba el dueño sin parar de tirar cañas con avidez. No me extraña, pues se le afilan los dientes cuando piensa que cobra casi 5 € por cada caña de cerveza. A él apenas le cuestan unos pocos céntimos cada caña. Por todo ello no me parece que sea un establecimiento al que acudir, sobre todo porque sigue la estrategia de reventar precios abusivos al alza, que se nota que es para cerrar el establecimiento dentro de poco tiempo e irse con el dinero. las cosas tienen un precio y por una por unos productos tan mediocres no se puede cobrar más de lo que valen y no existe excusa ninguna: ni la ubicación ni el turismo ni nada. me he molestado además en ver algunas noticias virales que ha publicado la gente referente a los precios que cobra por un desayuno que son 10 € o por cosas similares. Es decir, se ha acostumbrado a cobrar el doble de lo que vale todo. En resumen el brillante de Atocha: un bar caduco, extinguido y al que no se puede volver por el abuso de precios.