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Planes con niños: qué hacer y dónde ir en familia

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Jugar a «los chinos» o «el punyet»

Cómo dirimir quién hace las tareas de casa ;-)
Cómo dirimir quién hace las tareas de casa 😉

Juegos como «los chinos», o «el punyet», como se conoce en Levante, o el de «piedra, papel o tijera«, son ideales para dirimir jugando cómo se reparten las tareas, los turnos en la consola o con qué canción iniciamos nuestra sesión de baile 😀

En nuestro caso, «tiramos» de este juego cuando salimos con los chicos de comida o de cena y vamos a un restaurante —no a la típica hamburguesería o pizzería, que siempre son de su gusto—; en estas ocasiones solemos tener un problema: desde que llegamos hasta que elegimos, el camarero toma nota y nos deja con un “enseguida se lo traemos” pasa cierto tiempo y, cuando a ese tiempo se le empieza a añadir la espera hasta que los platos llegan, el resultado es tensión y más tensión. Ellos se aburren, empiezan a enredar, a meterse unos con otros… juegan con los cubiertos, a uno se le cae el cuchillo al suelo, el de la mesa de al lado mira de reojo, el pequeño acaba volcando el vaso de Fanta (lo único que te sirven rápido…).

Lo habíamos intentado casi todo: regañarlos, contarles algo para que la espera se les hiciera más corta, pedir al camarero que se diera prisa… nada parecía funcionar, siempre acabábamos discutiendo antes de que llegar el primer plato 🙁

Sin embargo, un buen día, recordando cómo mi padre se jugaba con los amigos quién pagaría la ronda de cañas ¡se me ocurrió la solución! Y hasta hoy funciona tan bien que os la recomiendo para que la apliquéis en cualquier comida  con niños —u otro evento— cuando, inevitablemente, hay que esperar. ¿De qué estoy hablando? Muy fácil: de jugar a «los chinos».

«Los chinos» o «el punyet»: las reglas del juego

El perdedor del juego de «los chinos» (o «el punyet«, el Levante) paga la ronda o lo que se apueste. Nosotros a los críos les decimos, por ejemplo, que el que pierda paga los postres (o los refrescos, o el helado de después…) con el dinero de su hucha. La competición y el riesgo los estimula a jugar y dejan de pelearse ipso facto.

El jugador que más se acerque el número de chinas, gana.

Se reparten 3 monedas a cada jugador (o tres garbanzos o tres pelotillas de papel hechas en el momento), que cada quién guarda en su mano. Todos a la vez y sin que los demás jugadores lo vean, ponen las monedas que deseen (1, 2, 3 o ninguna) en una de sus manos bien cerrada y la apoya sobre la mesa. Con todos los puños cerrados sobre el mantel, cada jugador, por turno, dice el número total de monedas que, a su parecer, contienen las manos de todos los jugadores. No se puede repetir número: si un jugador dice “8”, nadie más puede decirlo. Cuando todos han hecho su previsión, abren las manos a la vez, se cuenta el número total de monedas que hay y gana el jugador que lo ha adivinado. Ese jugador no juega ya la siguiente ronda (queda exento del pago de la apuesta). Así, en cada ronda se elimina el ganador hasta que sólo queda uno, que es el que pagará lo que se haya acordado.

Así de sencillo es jugar a «los chinos»

Se trata de un juego muy sencillo en el que hay que aplicar reglas básicas de matemáticas: sabiendo las monedas que uno tiene en la mano y las previsiones que hacen los demás (si empiezan con un cálculo muy alto es porque ellos mismos tienen en sus manos un número alto de monedas), se llega a una previsión acertada. En nuestra experiencia, la edad no es determinante para ganar o perder (de nuestros tres hijos, el pequeño es el que más acierta y gana a sus hermanos mayores). En el siguiente vídeo podéis ver una ronda:

Si la cena tarda en llegar, se puede jugar varias veces (nos jugamos el postre, el café, el primer plato, la propina del camarero…). Luego, cuando llega el momento de pagar la apuesta, les perdonamos la deuda y… hasta la siguiente comida.

De verdad, es un truco infalible. Probadlo y ya nos contaréis.

Fotos: una partidita a «los chinos» mientras esperamos la cena

La secuencia es la siguiente: se «reparten» los tres «chinos» en las manos, de forma oculta; se expone el puño cerrado; se propone el total de «chinos» y se descubre el resultado, para ver quién ha perdido.

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¿Por qué se llama este juego “los chinos”?

Nada que ver con China, no. En este caso, la palabra “chinos” hace alusión a las piedrecitas (o chinas) con las que en un principio se jugaba. Dicen que entró en España por el Camino de Santiago y que ya desde sus orígenes fue una forma de echarse a suertes el pago de una consumición. En la zona de Levante recibe el nombre de «punyet«. Si tienes curiosidad, la Wikipedia te lo cuenta todo sobre el juego de «los chinos».

  • Tania Monserrate Bravo Rodríguez comentó:

    Me me gustó mucho mucho porque mi profesor física también no mandó

  • José Antonio Hidalgo comentó:

    Tanto trabajo os cuesta reconocer quien lo invento y quien lo ha divulgado por toda España incluida Valencia, diciendo el nombre de los autores, ya que lo copiáis, al menos no seáis soberbios

  • Jes comentó:

    no nos llamamos levante, solamente país valenciano, gracias.

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