Este plan lo publicamos hace ya algunos años a la vuelta de las vacaciones de Navidad cuando los peques han recibido muchos regalos y nos encontramos con un grave problema de almacenaje…

Pasados los años nos encontramos en tiempos de coronavirus, y luego vinieron nevadas, olas de frío, nuevos confinamientos… y se nos ocurrió que reciclar el artículo sobre reciclar juguetes puede ser un plan muy entretenido para los peques, ¿no te parece? Pues, ¡venga!, desempolva la caja de herramientas, que vamos a montar nuestros particular taller de juguetes.

Los juguetes de las navidades pasadas…

A ver si te suena esta situación… Comienza el cole después de las vacaciones y hay que hacer hueco para todas las cosas de la nueva temporada. Sí, hablamos de enero, tras las vacaciones navideñas y la visita de los Reyes Magos y de Papá Noel… el problema lo tenemos con los juguetes, problema de los que no hemos arraigado la costumbre de pasar página y quemar los restos del año en las hogueras de San Juan… 😉

Así que, mientras seleccionamos los juguetes que aquel año “no pasaban el corte” y debían abandonar la casa, me acordé de una imagen que vi durante la semana anterior al pasar junto a una chamarilería. En la puerta, para revender el cobre de su interior, un individuo desguazaba a la fuerza lo que parecía un aparato de aire acondicionado impoluto, incluso “en sus tripas”. En ese momento pensé en la barbaridad que es reciclar si la alternativa es reutilizar o reparar.

Así se explica que después de que las pilas nuevas no consiguieron volver a la vida a un tamborcillo de juguete, mientras éste iba a la bolsa de las víctimas de la pasada temporada, mi duendecillo interior que llamó la atención: “¿por qué no coges un destornillador por lo menos, si ya está roto, antes de tirarlo?”.

Aquel duendecillo sabía lo que se hacía, porque no tengo ni idea de electrónica. Ni soy un manitas. Pero lo primero que apareció al quitar la tapa era un cable evidentemente suelto. El que conectaba las pilas al juguete. Lo normal, para tratarse de un tambor que, a la que lo aporrean, canta, cuenta números e incluso letras. Un soldador para derretir el estaño que antes sujetaba el cable, 10 segundos y el juguete resistiría su séptima temporada.

El duendecillo me sonrió. El dinosaurio al que no le funcionan todos sus atributos… pues seguiría en casa, aunque al abrirlo no viera ni cable suelto, ni nada anormal. Quizá el año que viene mi duendecillo me ayude a dar con la solución.