Hace tiempo que oímos hablar de la meditación como una manera efectiva de controlar el estrés, la ansiedad y los pensamientos negativos, no sólo para los adultos sino también para los niños. Y como cada vez nos preocupa más que los chicos se angustien con exámenes y con deberes y con las pequeñas frustraciones del día a día (sensaciones, todas ellas, que se agudizan en tiempos de coronavirus) y que no tengan ninguna herramienta para combatir esos sentimientos, decidimos hacer un curso de meditación en familia.

Unos amigos nos habían hablado de un lugar especial para aprender a meditar, en un pueblecito de Asturias llamado La Peral, a pocos kilómetros de Avilés. Allí, un maestro español conocido internacionalmente, Ramón Leonato, imparte cursos para todo tipo de personas y edades, y siempre desde una perspectiva laica. Queríamos aprender técnicas de meditación, pero sin relacionarlas con ningún tipo de religión, ni occidental ni oriental.

En La Peral, Ramón tenía su ashram, su escuela de meditación, en una casita a las afueras del pequeño pueblo (casi una aldea perteneciente al municipio de Illas) en la que te puedes alojar durante el curso, que, en nuestro caso, duró tres días (los tienen de cinco días, de fin de semana o también coincidiendo con los puentes más populares). Ocupamos dos de los dormitorios (los padres estuvimos en uno y nuestros tres hijos compartieron otro con tres camas). Las comidas estaban incluidas (y eran asturianas en cantidad y calidad) y solo te pedían que, si cogías de la nevera un refresco o un vino entre horas, dejaras un par de euros en el cestillo común.

Ramón, presidente de la Sociedad Española de Meditación, y Mónica, que llevaba la organización del ashram, nos recibieron a nuestra llegada y nos mostraron nuestras habitaciones. Esa misma noche antes de la cena tuvimos la primera sesión de meditación.

¿Los niños en un curso de meditación?

Toda la familia, pero sobre todos los niños (de 13, 15 y 18 años, sí, ya no tan niños), estábamos expectantes. Mi marido y yo habíamos leído ya textos diversos sobre meditación, habíamos conocido actividades de mindfulness para niños pequeños y habíamos hablado con amigos que ya habían estado en La Peral con Ramón, pero los chicos no sabían casi nada, aunque les habíamos dicho, claro, que íbamos a aprender técnicas de meditación y que sería divertido y, sobre todo, muy útil para llevar el día a día de otro modo, sin nervios y con tranquilidad.

No os vamos a mentir: cuando les hablábamos a los chicos de todo esto, ellos nos miraban con una media sonrisilla y también hicieron algún chistecillo sobre si nos íbamos a volver hari krishna… en fin…

Estábamos seguros de que, cuando se vieran en la situación, colaborarían y aprenderían, porque, en su interior, saben que había habido muchos días de preocupación por los nervios de los exámenes, por los disgustos que a veces dan amigos o novias, por la inseguridad de no saber si alcanzarán las metas que ellos mismos se han marcado, por las incertidumbres de la vida. Estábamos casi seguros de que sería una experiencia que no olvidarían.

La casa de meditación de La Peral era acogedora y en su gran salón había muchas sillas, con mantitas para arroparte mientras meditabas (la concentración te da un poco de frío, la verdad).

Cómo son las clases de meditación en familia

No hay un “programa” de clases, ni obligación de levantarse a las seis de la mañana para ir a meditar como los monjes corren cuando tocan maitines, no. Aquí todo es flexible, puedes unirte o no a la meditación (pero para eso habíamos ido, claro) y todo se hace en comunidad con los demás visitantes y huéspedes del ashram (otras cuatro personas cuando estuvimos nosotros). Unos sabían meditar ya y venían a recordar técnicas y a resolver dudas, nosotros éramos novatos, otros venían a meditar en grupo.

En este curso de meditación en familia se alternan las sesiones de meditación con los encuentros más lectivos, como pequeñas clases, muy distendidas, en las que Ramón nos ayuda a entender el origen del estrés diario, de los pensamientos negativos y, sobre todo, nos enseña a acallar el parloteo continuo que todos llevamos en la mente. Lo cuenta todo con un lenguaje llano, entendiendo que al principio no nos creamos demasiado lo que estamos haciendo, poniéndose él de ejemplo muchas veces. Ramón adapta lo que cuenta a las edades de los alumnos y se aprende todos en grupo (no hay clases para niños y clases para adultos).

En el fin de semana, aprendes las bases de la meditación, cómo controlar pensamientos negativos y técnicas básicas de meditación (la vela, una técnica para antes de dormir que te ayuda a descansar mejor, el “buenos días, día”, otra basada en la repetición de la frase “Aim Hrim Krim Chamundaye Vicheché”, ésa es divertida…). Además, todas esas técnicas se practican en grupo y, por supuesto, puedes preguntar y comentar cómo te vas sintiendo.

Por las noches, Ramón nos propone ver juntos una película en home cinema, se puede jugar a algún juego de mesa o leer…. pero sobre todo se montan tertulias espontáneas y sobremesas tras la cena en los que todos los “alumnos” compartimos nuestras dudas, nuestras motivaciones y nuestros porqués respecto a nuestro interés por la meditación.

Hay también tiempo libre para dar paseos, para acercarse a Avilés, para hacer una excursión por el monte o hasta alguna playa cercana. La temperatura es suave y el tiempo… asturiano 😉

Fotos de nuestro curso de meditación en La Peral

¿Quieres hacer un curso de meditación como nosotros?

La Sociedad Española de Meditación organiza cursos de meditación en varios lugares de España. Pulsa en el enlace y podrás consultar fechas y lugares para hacer un curso de meditación en familia. A nosotros nos ha gustado mucho y os lo recomendamos, pero, si éstos no os vienen bien o preferís buscar otros por vuestra cuenta, próximamente os daremos algunos consejos para encontrar un buen curso de meditación y mindfulness.

Respecto a cuánto cuesta uno de estos cursos, depende mucho de su duración y de cuántos seáis. Lo mejor es que os informéis llamando al  teléfono 686 375 095 o mandando un correo a monica@ifsu.org.

Dónde está La Peral

La aldea de La Peral pertenece al concejo de Illas, en Asturias, a unos 12 km de Avilés. Es un pueblecito pequeño, pero con una preciosa iglesia y un bar para tomarte una sidra o probar (y llevarte a casa como recuerdo) el estupendo queso de La Peral. En este mapa podéis ver la situación exacta de este pueblecito.