En otoño, los bosques se ponen preciosos, empiezan a crecer las setas y seguro que os encantaría llevar a vuestros hijos a buscarlas. Sólo hay un problema: la mayoría de nosotros no sabemos diferenciar las buenas de las venenosas. Además, ¿dónde las hay? Nosotros hemos encontrado la solución y os contamos nuestra experiencia. Se llama Pequesetas y es una forma de aprender a buscar setas con los niños.

El otoño es la mejor época para los amantes de las setas: hay humedad, aún no hace demasiado frío… y empiezan a surgir las primeras. A nosotros nos gusta mucho pasear por el monte en otoño, disfrutar de los colores de las hojas, caminar con los chicos… y también ir a por níscalos, que son los únicos hongos que sabemos reconocer sin dificultad.

Por eso, para aprender a reconocer otro tipo de setas, nos hemos apuntado a Pequesetas, una actividad especialmente dirigida a familias con niños pequeños (de hasta 9 años).  La organiza Navalmedio, una empresa especialista en turismo de naturaleza en el Parque Natural de la Sierra de Guadarrama. Sus monitores saben mucho y —eso es lo mejor— saben cómo contarlo y despertar interés en los niños (que no siempre es fácil).

Cómo buscan setas los niños

El punto de encuentro varía según la zona en la que se van a buscar las setas. El día que fuimos nosotros, nos juntamos todos en Cercedilla, en la antigua estación de tren de Camorritos. Allí nos esperaban dos monitores que nos dieron la bienvenida y repartieron cestas y navajas a quienes no las llevaban.

La hora de la cita, por cierto, son las tres de la tarde. Es muy adecuada, porque evita madrugones y así el paseo se desarrolla a una temperatura más templada y con una luz dorada preciosa a media que avanza el atardecer.

Éramos unos 25, entre niños y adultos. Había dos monitores: uno como guía y otro como apoyo, que además vigilaba que nadie se despistara ni ningún niño se perdiera. El que hace de guía se puso un gran gorro, como el sombrero de una seta de esas de gnomo, rojas con puntos blancos. Por cierto, son venenosas (las amanitas muscarias) y vimos un par de ellas en este paseo micológico por Cercedilla.

Lo primero que hicieron fue atraer la atención de los niños, explicándoles lo que íbamos a hacer: caminar por el campo y tratar de encontrar todo tipo de setas.  Los monitores son micólogos con todo el conocimiento sobre las setas que se encuentran en esta zona y capaces al mismo tiempo de controlar a la chiquillería.

Para animar a los niños les dieron unas pocas instrucciones y un pequeño folleto que los ayuda a entender la importancia de las setas dentro del ecosistema del bosque.

Cuando algún niño encontrase una seta, del tipo que fuera, tenía que levantar la mano y señalar la seta, para que el monitor se acercara, comprobara qué tipo de seta era, si era comestible o tóxica y luego el niño, como premio, podría llevar el gorro rojo con puntos blancos, hasta que otro niño encontrara otra seta, y así sucesivamente. De esta forma logran crear una pequeña competición con los niños, que caminan atentísimos al suelo para encontrar setas y ser los portadores del gorro.

Comenzamos a andar y a adentrarnos en el bosque de esa zona, una mezcla de pinar con ejemplares de roble sobre todo. Los niños iban supermotivados buscando hasta la más mínima seta. Como son pequeños, lo encuentran todo (debe de ser que lo tienen más cerca). Se emocionan y gritan cuando descubren una, momento que aprovecha el monitor para llamar al resto del grupo y explicarnos a todos cómo se llama esa seta, si es comestible o no, dónde se puede encontrar e incluso para contar alguna anécdota.

Así van pasando las dos horas de esta ruta micológica, que tiene forma circular. Casi sin darnos cuenta, estamos otra vez frente a la estación de Camorritos y es hora de recogerse. Los niños están encantados, algunos también cansados, pero todo ha discurrido sin ningún problema.

¿Hemos recogido setas? Pues no muchas, porque recoger setas no es el objetivo de esta actividad. Se trata de descubrirlas y reconocerlas. Los que encontraron níscalos sí los recogieron, pero en nuestro paseo hubo mucha variedad de setas (desde amanitas muscarias hasta níscalos blancos, champiñones o senderuelas) aunque no mucha cantidad. Es una actividad de descubrimiento, no tanto de recogida.

Reserva y precios de Pequesetas

Cuando nosotros vivimos la experiencia Pequesetas fue hace un par de años, antes del coronavirus, así es que os recomendamos que consultéis las condiciones para estas fantásticas experiencias ahora, en tiempos de coronavirus, porque puede que hayan cambiado algunas actividades. Os indicamos su web: www.navalmedio.es.

Si queréis realizar vosotros también esta actividad, entrad en la web de Navalmedio y reservad un Pequesetas en familia. Los precios son muy asequibles. Cuando lo hicimos nosotros costaba 18 euros por persona, pero para los niños menores de 10 años era gratis. Eso sí, os aconsejamos que reservéis con antelación, porque tienen mucha demanda.

Fotos de nuestra ruta Pequesetas

En esta galería os dejamos algunas fotos de nuestra jornada micológica Pequesetas, hace ya unos pocos años:

Otras actividades de Navalmedio

Por si os interesan otras experiencias en la naturaleza en familia de las que organizan estos especialistas en turismo medioambiental, os adelantamos que tienen un abanico muy interesante de actividades para padres con niños (siempre dentro del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama y siempre con la denominación “peque”): Pequeaves, Pequestrellas, Pequearco, Pequecaballos y Pequenieve.

En este enlace podéis informaros sobre todas las actividades de Navalmedio (os las recomendamos, porque nuestra experiencia con ellos ha sido estupenda y que conste que esto no es un post patrocinado).