El enoturismo es una actividad divertida y a la vez cultural, especialmente en un país mediterráneo como el nuestro, donde el vino ha sido siempre un protagonista de la economía y de la vida cotidiana.

Hace tiempo que queríamos visitar una bodega en familia: conocer viñedos, aprender sobre la elaboración del vino, hacer una cata… Pero pensábamos que quizás no es algo para hacer con los niños, que lo mismo se aburrían y empezaban a dar la lata, echando a perder la experiencia.

Sin embargo, hace unos años, antes del coronavirus, encontramos un plan perfecto para hacer enoturismo en familia y nada menos que en La Rioja Alavesa: Experiencia en familia con Bodegas Valdemar, que tiene sus viñedos y sus instalaciones en el pueblecito de Oyón, a 10 minutos en coche de Logroño (más abajo tenéis un mapa).

La experiencia que os contamos fue reconocida con el premio Best Of’ 2018 de Turismo Vitivinícola Bilbao-Rioja a la mejor experiencia innovadora de enoturismo y eso es toda una garantía.

Bodegas Valdemar

Este establecimiento vinícola es una empresa familiar —los Martínez Bujanda— que va por la quinta generación dedicada al vino y que ya cuentan 125 años de historia.

Los dos hermanos que llevan actualmente el negocio (o que lo llevaban cuando nosotros disfrutamos de la visita), Ana y Jesús, acababan de inaugurar esta actividad y fuimos de los primeros en vivirla con nuestros tres hijos y otras familias con niños de edades variadas. Vamos a ver si realmente es posible disfrutar de una visita a estas bodegas en familia 😉

Así era la visita para familias con niños a Valdemar

Nosotros disfrutamos de esta visita para familias con peques hace unos años, y puede que la experiencia haya variado un poquito o se haya adaptado. No obstante, queremos describiros nuestra experiencia de entonces porque fue estupenda 🙂

Se trataba de una visita guiada y se realizaba todos juntos (no había una visita para niños y otra diferente para los padres), pero sí que había explicaciones específicas para unos y otros. La ventaja es que podías ir con niños pequeños, porque, aunque van con su guía y con otros niños, ven siempre a los padres cerca, así que no les dan ataques de “mamitis” ni se sienten separados de los padres.

Todo empezaba en una sala con paneles retroiluminados que muestran imágenes con viñas, uvas, tierra, la vendimia… Ahí, las familias recibían palabras de bienvenida y una pequeña información de contexto, para que todos entiendan dónde están y qué historia tienen las Bodegas Valdemar. Hay tractores de juguete en los que los más pequeños se sientan rápidamente, mientras escuchan a su guía, que les pregunta para hacerlos participar (¿Qué planta es ésta? ¿Qué se saca de las uvas?…).

A los mayores se les preguntaba también, para averiguar cuánto sabemos de este negocio y de esta cultura y así poder dar explicaciones más o menos profundas, más o menos extensas.

Nos desplazamos todos a la primera estancia de la bodega, preciosa e impecablemente limpia, llena de barricas de roble francés y con una pequeña exposición de vasijas, paneles explicativos y una gran pantalla en la que iban a poner un vídeo para los pequeños. En el suelo hay también un arenero limitado por tablones (:-O).

En el corto de dibujos animados hablaba Pedro, un mozalbete que invitaba a los niños a participar en una gran aventura, en una investigación para descubrir… ¡unas uvas mágicas! Las uvas del Conde de Valdemar… Y lo primero era encontrar todo el material para la búsqueda… en el arenero que, en realidad, simulaba un pequeño yacimiento arqueológico.

Los niños estaban encantados de meter las manos en la arena y, al poco, sacaban una bolsa de arpillera en cuyo interior había un lápiz y una libreta con dibujos y preguntas  —“pistas”— que iban a tener que responder a lo largo de esta gincana.

A los padres nos iban contando los tipos de vinos que hacen las Bodegas Valdemar, sus tintos y sus blancos, sus crianzas y, sobre todo, sus reservas y sus grandes reservas.

Empieza la verdadera visita, yendo de unas dependencias a otras: la zona de recogida de la uva, la zona de fermentación, la zona de embotellado…  En un gran mapa vemos la cantidad de países a los que exportan sus vinos.

En un momento determinado nos paramos y nos muestran varios frasquitos numerados: son esencias que hay que oler, porque son los aromas que puede tener un vino (violeta, canela, champiñón, corcho, chocolate…) y hay que reconocerlos y escribir los resultados en un pequeño test que todos queremos aprobar. No es nada fácil… y, de hecho, es uno de los momentos divertidos de la visita, porque muchos niños demuestran tener un olfato más fino que sus padres (“es que estoy constipado…”).

Los niños van haciendo sus pequeñas amistades y los padres, las nuestras. Cuando casi hemos terminado, nos invitan a hacer una cata: nosotros, de vino; los niños beben mosto. Comprobamos diferencias de color, de olor, de sabor… Nos explican qué tiene cada vino y nos lo relacionan con los aromas que hemos probado un momento antes. Muy interesante.

De ahí vamos a una  parte oscura de la bodega, el botellero y allí, con las luces de los teléfonos móviles, los niños, que han reunido todas las pistas a lo largo de la visita, deben encontrar ya las uvas mágicas. Y sí, aparecen, con lo que acabamos haciéndonos una foto familia por familia junto a una efigie —dibujada en cartón— del Conde de Valdemar

Para terminar, nos llevan a la tienda de la bodega, donde han dispuesto un espacio con mesas para los niños y un mostrador con vino y un aperitivo para los adultos. Aquí ya nos hacemos todos aún más amigos y la charla surge en grupos comentando lo que se ha aprendido. Los niños juegan tranquilos y los adultos tenemos nuestro momento. Todo un placer.

Horarios y precios de la visita en familia a las Bodegas Valdemar

Cuando nosotros realizamos esta acitividad el precio era de 15 euros para los adultos y 10 euros para los niños. Para ver información actualizada sobre las actividades para el público en Bodegas Valdemar os invitamos a consultar la web de Bodegas Valdemar.

En la visita se pasa por el viñedo, la zona de elaboración de la gama Inspiración, el botellero de reservas y grandes reservas (de los pocos que existen en madera) o el cementerio que guarda las añadas más especiales de todos los vinos. En total se tardan unos 90 minutos.

¿Es bueno que los niños conozcan la cultura del vino?

Es cierto que el alcohol es un grave problema entre los  jóvenes y que a los padres nos preocupa mucho, especialmente con las alarmantes noticias que aparecen en los medios de comunicación sobre botellones y macrobotellones. Para nosotros, es justamente la falta de una cultura normalizada sobre el factor social y gastronómico de las bebidas alcohólicas lo que provoca en muchos casos este abuso de ellas. Se prohíben y los chavales, en cuanto pueden, se lanzan a consumir lo prohibido… y lo hacen muy mal.

No somos psicólogos ni educadores profesionales, pero, como padres, somos partidarios de formar a nuestros hijos en el consumo responsable. Por eso, que tomen contacto con el vino —que sepan lo que es, cómo se hace, que caten una gotilla— nos parece algo positivo. Nada de darles de beber como si fueran adultos, claro que no, pero sí que convivan  con este elemento de nuestra cultura.

Fotos de nuestra Experiencia Valdemar

En esta pequeña galería de fotos podéis haceros una idea de cuál es el itinerario de la visita que realizamos en familia a las Bodegas Valdemar:

Dónde están las Bodegas Valdemar

Las Bodegas Valdemar están en La Rioja Alavesa, en Camino Viejo de Logroño, nº 24 01320 Oyón (Álava). Aquí tenéis un mapa de la situación exacta de estas bodegas.

Para hacer esta actividad os aconsejamos que os toméis un fin de semana libre, os alojéis, por ejemplo, en Logroño y que, además de visitar esta bodega, conozcáis un poco más esta parte de España.