Éste es, sin duda, un plan ineludible si visitas Bilbao con niños. Pero antes de entrar en materia tenemos que recomendaros un paseo por la ría de Bilbao para descubrir sus diferentes puentes, detenerse en los parques con juegos o, sencillamente, disfrutar de un agradable paseo junto al agua. El Guggenheim y su entorno os proporcionarán momentos inolvidables en familia.

El Guggenheim de Bilbao ha cumplido 25 años y en este cuarto de siglo ha conseguido transformar la imagen de Bilbao hasta convertirla en todo un referente de arte a nivel mundial.

Nosotros estuvimos visitando el museo Guggenheim en familia hace algunos años, con motivo de nuestra escapada familiar a Bilbao, y el entorno y el ambiente del espacio nos impresionaron tanto que estamos deseando volver ahora que vuelve a abrir al público, después del coronavirus 🙂

Transgresión en el Guggenheim

Cuando pudimos visitar el Guggenheim, hace ya unos años, mucho antes del coronavirus, llevábamos años yendo a museos en familia, pero no conocíamos otro que hubiera sido el motor del cambio de una ciudad. Y eso se nota. En las visitas guiadas para niños se les cuenta siempre que no se corre, no se habla alto y de ninguna de las maneras se pueden tocar las obras. En el caso del Guggenheim de Bilbao hay algo que te hace transgredir…

En el Guggenheim Bilbao está prohibido hacer fotos, pero algo hace a todo el mundo andar con el teléfono en ristre robando fotos. Por algo llevas haciéndolo mucho antes de entrar, desde que llegas a Bilbao, con distintas luces, desde distintos enclaves, mientras no paras de encontrar cualquiera de esos ángulos imposibles que ha diseñado el arquitecto Frank Gehry precisamente para eso, para hacernos creer artistas descubriendo encuadres únicos que él antes diseñó.

Todo en el entorno del Guggenheim te invita a posar: Puppy —el gran perro florido— a la entrada, el gigantesco atrio acristalado del Guggenheim, la terraza con el figurativo ramo de tulipanes que parece hecho de cristal de bola de navidad… el caso es que nadie se resiste a retratarse. ¡Si incluso tienes actividades!, de esas que encantan a los niños, de esas de “espera un poco más, que va a volver a salir…”. Me refiero al paseo de enfrente, al lado de la ría, con esa bruma artificial cada pocos minutos que hace correr a los transeúntes.

Por si todo lo anterior fuera poca invitación, cuando nosotros visitamos el museo la planta baja del edificio estaba presidida por la exposición permanente de Richard Serra  La Materia del Tiempo.

Sus gigantescas esculturas de acero, pura geometría, orden después de desordenar un “toro” —no es el animal, es el nombre de la figura geométrica de un donut— realizado a tamaño gigante y con un peso que se expresa en toneladas. El artista nos ha invitado a introducirnos en su obra, literalmente, como en un laberinto, tomar contacto, sentir la oscuridad, la luz, la amplificación del sonido… Enseguida los niños se dan cuenta de esto, no importa que papás o vigilantes intenten que no suceda: es lo que el artista desea.

El Guggenheim: un museo «parque»

De pronto, un museo es como un parque para los peques, con algo de la atracción de lo prohibido… contacto visual y casi táctil, que esa cobertura de óxido es su propia pátina protectora contra los agentes dañinos. Lo llaman acero patinable, por su pátina oxidada, pero casi invita a lo que esta palabra sugiere a los niños.

No lo creerás, pero en el Guggenheim, los niños pueden pasar veinte minutos o más en esa sala y no se les hace largo. Y, si pasas al taller donde están las maquetas, se pueden asomar al origen de las formas, entender que hay un orden… quizá no entiendan qué es arte, pero seguro que lo sienten en este gigantesco trabajo, mucho más cercano y terrenal que otros museos u otras obras. Como por ejemplo El gran ojo y el árbol, de Kapoor, una columna, un árbol, de 80 esferas de acero inoxidable, más lejano, brillante, pero inaccesible, que han visto fuera del edificio y cuyo precio pagado por la Fundación Guggenheim no querían creer: 3,5 millones de euros.

Tuvimos la suerte de coincidir con la exposición El arte en guerra, donde nuestro hijo mayor ya pudo hacer sus propias comparaciones con la situación del momento y entender cómo cada cual combate al enemigo de la manera que mejor le sale… y, por supuesto, los artistas haciendo arte.

Y si quizá la exposición del momento (van cambiando y el arte moderno a veces se les escapa a los más pequeños) podía parecer un poco árida, había un espacio lúdico para niños pequeños en la planta baja junto al atrio en el que, por 3 euros, dos monitoras se encargaban de que pudieron desarrollar su propia creatividad…

Fotos: el Guggenheim de Bilbao, con ojos de niño

En esta galería de fotos compartimos nuestra visita al Guggenheim en familia. Como os decíamos al principio de este post… una visita inolvidable 😉

Horarios y tarifas del Museo Guggenheim de Bilbao

El Guggenheim es uno de esos museos que hay visitar, sí o sí :-), independientemente de los precios y horarios, cuando se pueda. En este listado os damos las tarifas y horarios habituales y os recomendamos visitar la web del Museo Guggenheim de Bilbao para más información y detalles:

• En junio:
  • de lunes a viernes, de 14:00 a 19:00 h
  • sábados y domingos, de 11:00 a 19:00 h.
• A partir de julio:
  • todos los días, de 11:00 a 19:00 h.
• Lunes cerrado excepto los lunes de junio, julio, agosto, 7 y 14 de septiembre, y lunes festivos.

Precio de las entradas:

• Adultos: 10 € online, 12 € en taquilla
• Estudiantes y jubilados: 5 € online, 6 € en taquilla
• Menores de edad: gratis