Uno de los sitios más famosos de Dublín es sin duda la fábrica de cerveza Guinness. En nuestra visita a la capital de Irlanda con nuestros hijos, incluimos este lugar, así que, gracias a nuestra experiencia, os podemos dar unos cuantos consejos para visitar la cervecería Guinness de Dublín.
Antes de nada, os recordamos que esta visita es una de las incluidas en la tarjeta Dublin Pass. También es uno de los puntos que se conocen si contratas el tour en autobús turístico por Dublín.
Cuando vas con niños, te preguntas si es una visita edificante o si más bien es como inducirlos a beber alcohol; en nuestro caso, nos pareció que es interesante saber cómo es el proceso productivo de una cerveza tan carismática –y tan omnipresente cuando uno viaja a Irlanda– y, además, también los hemos llevado a las bodegas de Jerez para ver cómo se hace el vino, así que, siendo congruentes, una visita a la fábrica de Guinness puede ser igual de educativa.
Cómo es la fábrica de cerveza Guinness
La zona visitable de la cervecería Guinness está situada dentro de la fábrica y tiene la forma de un enorme vaso, de una gigantesca pinta de Guinness, en la que, si nos pusiéramos a echar cerveza, cabrían 14,3 millones de pintas (y una pinta equivale a 0,47 litros, podéis echar la cuenta). Llegar allí no es nada difícil, porque todas las rutas de autobuses turísticos tienen una parada en su puerta y también se puede ir en bici, porque junto a su entrada hay un punto de intercambio de las bicicletas urbanas casi gratuitas que puedes usar en Dublín.
La Guinness Storehouse –que así se llama oficialmente este edificio– fue una planta de fermentación entre 1904 y 1988, pero en la actualidad es un centro temático dedicado al origen y a la elaboración de esta cerveza negra mundialmente conocida que ya cuenta con 250 años de historia.
Según entras, en la planta -1, ya te das cuenta de que es un sitio muy visitado. Las zonas de taquillas cuentan con elementos específicos para que la gente haga cola correctamente y se pueden ver carteles invitando a que saques las entradas por internet, justamente para evitar esperas aburridas.
Si vas a ir con niños, esa es quizás la mejor opción. Nosotros fuimos por la tarde y no había mucha gente, por eso las fotos de las taquillas no se ven abarrotadas, pero no suele ser lo más habitual, y ya sabemos lo que son las esperas con los críos…
Como os decíamos antes, algo muy aconsejable es conseguir la entrada por adelantado comprando la tarjeta que incluye todas la atracciones de la ciudad y esta visita es una de las incluidas en la tarjeta Dublin Pass.
Fotos de la fábrica de cerveza Guinness en Dublín
Una vez conseguida la entrada, accedes mediante una escalera mecánica a la planta 0, en la que, en cuanto apareces allí, una chica muy amable te aborda, te pregunta de dónde eres, te saluda en tu idioma y te indica que, si lo deseas, tienes audioguías gratuitas en tu idioma a tu disposición.
Eso nos pareció muy buena idea (la verdad es que, por lo que cuesta la entrada, ya pueden dártelo gratis) igual que el wifi gratis que puedes disfrutar en toda la cervecería-museo (podemos definirla así).
En el punto central de esa planta cero, sepultado en el suelo y visible a través de un grueso cristal, se encuentra el contrato que Arthur Guinness, el fundador de la compañía, firmó con el ayuntamiento para disponer de suministro de agua para su cervecería durante ¡9.000 años! (está claro que confiaba en la longevidad y el éxito de su producto). Es agua procedente de las cercanas montañas de Wiklow, al sur de Dublín.
A partir de este momento, los cinco pisos que nos quedan por recorrer nos llevarán en un itinerario perfectamente indicado para contarnos el proceso de fabricación de la cerveza negra de la que Guinness es el principal productor, con 2,5 millones de pintas diarias.
En cada piso se explica una parte de ese interesante proceso y, además, lo cuentan de múltiples formas, con tecnologías multimedia, grabaciones, fotos, pequeños documentales…
Vas recorriendo ese espacio sin enterarte, sin aburrirte en ningún momento y con mil detalles que ver y a los que prestar atención. Los niños siguen el hilo conductor de “así se hace la cerveza” con facilidad y, al menos en nuestra experiencia, sin dar muestras de cansancio.
Todos sabemos que, al final del recorrido, en la 5ª planta, nos obsequiarán con una pinta gratis de Guinness para los adultos y refrescos para los niños mientras disfrutamos de las mejores vistas de Dublín y sus alrededores, así que eso actúa como la “zanahoria” si en algún momento alguien se queja.
Como complemento a las audioguías y a todo el torrente informativo que nos llega por pantallas y dioramas, existen folletos en diferentes idiomas (y el español es uno de ellos) en los que se explica lo que hay en cada planta, se especifican los diferentes monumentos de Dublín visibles desde el bar de la última planta, el Gravity Bar, y te ofrecen varias formas de interactuar con la marca Guinness: participando en el concurso de fotografía, recibiendo su boletín informativo, compartiendo el contenido de sus redes sociales o bajándote al móvil su aplicación “Guinness Storehouse”.
Así es la visita a la cervecería Guinness
En la planta baja, además de la recogida de las audioguías gratuitas y de una gran tienda con todo tipo de merchandising de Guinness, encontramos la primera aproximación a la fabricación de la cerveza: sus ingredientes. Hay un área dedicada al agua, otra a la avena, otra al lúpulo y otra a la levadura. Y no son paneles explicativos, no: aquí la explicación es a lo grande. Una cascada para el agua, un repositorio de cereal para la avena, grandes fotos para identificar el lúpulo y más aún para la levadura.
En la planta 1 entramos de lleno en la elaboración de la cerveza Guinness: primero se maltea, tuesta y muele la cebada; luego se mezcla con agua caliente y se macera. Posteriormente se filtra el líquido y se hierve con lúpulo y al final se añade la levadura y comienza la fermentación. Ya después de este proceso, la cerveza se clarifica y se prepara para su envasado.
Una parte de esta planta está dedicada a la tonelería, un trabajo sumamente interesante (¿cómo se curva la madera? 😉 A los chicos también les gustó mucho en esta planta todo lo dedicado al transporte de la cerveza en los diversos medios de locomoción.
La planta 2 es de las que más gustan a los mayores, porque es la zona de degustación, donde, con mucha parafernalia (entras por un pasillo y accedes a una zona con columnas de vapor que te hacen sentir los diferentes aromas presentes en una cerveza Guinness).
Pronto pasas a una sala en la que uno de los chicos de la fábrica te explica cómo debes degustar una Guinness, cómo sentir su cremosidad y amargor característicos, cómo sentirla en el paladar, como extraer cada matiz de su sabor. Para que puedas practicar sus enseñanzas, te sirven un “chupito” de Guinness y te dejan que lo degustes, siempre aclarándote que ésta no es la pinta gratis que va con la entrada, sino un pequeño “aperitivo”.
La planta 3 se dedica de lleno a la publicidad y el márketing que ha sabido posicionar a la marca Guinness como una de las más conocidas del mundo. Sus anuncios en prensa, radio y televisión, sus famosísimos libros de los récords, los animales que acompañan sus carteles más populares…
También un poco de su historia y los porqués de su arpa, ese emblema tan irlandés que forma parte de su logo. De hecho, Guinness registró su arpa mucho antes de que el Estado irlandés registrara la suya, por lo que, cuando quiso hacerlo, para que fuera diferente hacia el lado contrario.
Por la planta 4 nosotros pasamos algo deprisa, pero para muchos visitantes es también una de las mejores: la Guinness Academy es el lugar donde se aprende a tirar esta cerveza como es debido. Además, se realiza una cata extra de las cuatro variedades Guinness: draught, original, foreign extra stout y black lager.
La planta 5 es el culmen y el premio al buen visitante que ha entendido la cultura y el buen hacer de Guinness: aquí se tiene acceso a un restaurante con platos típicos irlandeses cocinados con Guinness. Se pueden conocer algunas de esas recetas y llevárselas a casa impresas en unas tarjetas puestas a disposición de los visitantes. Además, todos los días a las 12, a las 13:00 y a las 14:00 se pueden saborear esas recetas.
Sólo una planta más arriba llegamos a lo mejor de todo: el Gravity Bar, desde el que se tiene una visión 360 grados de la ciudad de Dublín y de sus alrededores, de la bahía y de las montañas de Wiklow. Todo ello con una pinta de Guinness en la mano y, los niños, con su refresco favorito.
Después de una visita así… ¿quién puede olvidar la marca Guinness?
No te olvides de consultar aquí los horarios de la fábrica de cerveza Guinness en Dublín y los precios de las entradas a esa fábrica Guinness.