Uno de los aspectos más interesantes de la exposición sobre el Titanic son las recreaciones de elementos del barco, que nos permiten viajar en el tiempo y hacernos perfectamente a la idea de cómo fue aquel primer y último viaje del trasatlántico más famoso de todos los tiempos.
Recreaciones del Titanic
Estos pedacitos del Titanic dentro de esta gran exposición la hacen mucho más creíble y hacen que el público, también y sobre todo el infantil, conecte con el gran hecho histórico que se recuerda.
No os perdáis ninguna de estas 10 recreaciones del Titanic:
Portalón de entrada de los pasajeros
Es la propia entrada a la exposición, ya en el piso de abajo del Fernán Gómez. Recrea el acceso de los pasajeros de primera clase desde el muelle hasta el Titanic. Aquí os harán una foto –salvo que declinéis– y luego, al final de la exposición, podéis comprarla por 5 euros (le dan un toque antiguo de época, ya que es en blanco y negro y virada a sepia).
Pasillo de primera clase
Son algo más de 9 metros de pasillo que recrean a la perfección el corredor que daba acceso a las suites de primera clase. Aunque se supone que no está permitido hacer fotos de la exposición, aquí todo el mundo se hace fotos con el móvil como su fuera uno de los lords o ladys que viajaban en los camarotes de élite del Titanic.
Camarote y suite de primera clase
Os encontráis ante la suite B-61 del Titanic, de primera clase, con todos los lujos y las comodidades de la época. Si cerráis los ojos, hasta podréis oler los perfumes de estas damas y caballeros de la alta sociedad. Un poco después, veréis los camarotes de clases inferiores y podréis comparar.
Camarote de tercera clase
En esta habitación compartían la travesía en el Titanic hasta 4 personas. Estos pasajeros viajaban, por tanto, en la parte baja del casco.
Puerta estanca
Con su estructura y su fortaleza, esta puerta permitía mantener aislados los compartimentos en los que estaba dividido el casco del Titanic. Si había un problema en alguno, la puerta estanca permitía aislarlo y que el contratiempo no se extendiera. La noche del accidente, estas puertas estancas ralentizaron el hundimiento del trasatlántico: gracias a ellas, el Titanic logró estar más de dos horas a flote, lo que permitió realizar las tareas de evacuación del barco.
La gran escalinata
Quizás sea la pieza más emblemática del Titanic, la que todos recordamos de la película y por la que bajaban al gran salón los viajeros más pudientes con sus ricas vestimentas. En esta exposición, no se reproduce la escalinata, sino que se ha pintado de tal modo que parece ser tridimensional, como un trampantojo.
Maqueta abierta del Titanic
Ésta es una maqueta preciosa, de tres metros de longitud; seguro que os quedáis admirándola un buen rato. Está abierta para que, además de su exterior, se pueda admirar su interior y la distribución de los camarotes de cada clase, los grandes salones, las cubiertas, las salas de máquinas… Gracias a las audioguías, hasta podrás escuchar el sonido de su sirena e imaginar al Titanic surcando el Atlántico con su poderosa silueta.
Iceberg
Es difícil imaginar lo que debió de ser lanzarse al Atlántico con una temperatura de -2ºC… Una gran parte de las víctimas del Titanic no perecieron ahogadas, sino congeladas, de hipotermia. Para que los visitantes puedan hacerse mejor a la idea de lo fría que estaba el agua, y también para que puedan recrear en su mente un iceberg, se ha incluido en la exposición un gran trozo de hielo con la invitación a que lo toques: tiene 5 metros de largo y 2 de alto.
Cabina Marconi
Era el lugar de trabajo de los radioperadores. Desde aquí lanzaron la señal de socorro, ese SOS recién creado y que era usado por primera vez. Fijaos en cada detalle de esta cabina de comunicación: es una fiel reproducción de la del Titanic, casi se puede oír la voz desesperada de esos jóvenes telégrafos…
Maqueta del Titanic en el fondo del mar
En el último punto de la exposición, encontraréis al Titanic en su descanso ya eterno en el lecho marino. Esta maqueta pone la piel de gallina, porque es la fiel representación de dónde acabó lo que los ingenieros de la época consideraban un buque insumergible. No os perdáis el documento sonoro que han incluido en las audioguías: el momento en que el equipo que estuvo buscando los restos del Titanic lo encuentra y los gritos de alegría que dieron.