Ir a buscar setas es una actividad divertida, pero se puede convertir en una práctica peligrosa si una no conoce cuáles de las setas que ha recogido se pueden comer y cuáles no son comestibles… Para evitar intoxicaciones, y disfrutar más de nuestras salidas al campo, un plan estupendo para un fin de semana es realizar con nuestros hijos un curso de micología que nos enseñe las diferencias y, tras la recogida, examine qué parte de nuestra cosecha es válida y de qué parte es mejor deshacerse en beneficio de nuestra salud.

Estos cursos de micología, además, son una fantástica actividad extraescolar para las primeras semanas de curso.

Si quieres ver más fotos y vídeos de nuestras experiencias micológicas con los niños no te pierdas nuestros planes para buscar setas con niños.

Estos cursos adaptados a familias, en los que el nivel de los conocimientos no es excesivamente profundo para no aburrir a los más pequeños, son organizados por diferentes sociedades micológicas y empresas privadas en toda España. No vamos a daros un listado de ellas, porque lo mejor es recurrir a Google y, dependiendo de la zona en la que vayamos a desarrollar nuestra actividad, buscar “cursos de micología para familias en…”.

Hay regiones de España en la que existe más tradición micológica y otras en las que no hay tanta costumbre, pero estas actividades relacionadas con el medio ambiente cada vez se organizan más, porque cada vez interesan a más gente. Las herramientas son sencillas: vestimenta para salir al campo (no olvidar un chubasquero), un par de cestas y un par de navajas seteras (según lo que nos fiemos de cada chaval, pueden llevar navaja —siempre cerrada— o no). Las navajas específicas para recoger setas suelen llevar, en su extremos, una pequeña brocha para limpiar la tierra o la hojarasca que suele cubrir la setas.

Para nuestro curso de micología, nos desplazamos a Robledo de Chavela (en Madrid), donde tiene sus instalaciones la empresa especializada en turismo activo con la que realizamos nuestr curso y que había puesto a la venta a través de Letsbonus unos cursos de 3 horas a 8 euros (allá por el año 2015). El curso tenía tres partes: nociones teóricas básicas, recogida libre de setas tutelados por un monitor y valoración de las setas recogidas. La comida no estaba incluida, aunque, si querías, podías pedir que allí mismo te pasaran las setas recolectadas por la plancha o te las guisaran de algún otro modo.

La actividad comenzó a las doce de la mañana con una pequeña charla “teórica” en la que se establecen las bases para poder luego llevar a cabo la parte más divertida, la recogida de setas. Los chicos estuvieron muy atentos  a todas las indicaciones de Isabel, que así se llamaba la monitora:

1. Casi todo el saber popular sobre las setas es falso.
2. El hongo es el producto del que surge la seta.
3. La mayor parte de las setas son tóxicas, sólo una mínima parte son comestibles.
4. Las setas no se arrancan NUNCA: se cortan. Si se arrancan, se destruye el hongo y ahí no salen más setas.
5. Las setas se recogen con cesta, para que las esporas de las que nos llevamos caigan al suelo y se generen nuevas setas.

Vídeo: un momento de la clase teórica del curso de micología

En este vídeo compartimos un momento de la clase teórica de este curso para conocer las setas orientado al público familiar:

A continuación nos explicaron que en esta zona (Robledo de Chavela, en el suroeste de la Comunidad de Madrid, muy cerca ya de Ávila), con vegetación de pino, encinas, jaras y tomillo, vamos a encontrar sobre todo tres tipos de setas:

• Níscalos: anaranjados, crecen muy rasos al suelo, bajo la capa de acículas (las agujas de los pinos) o bajo las jaras y entre el tomillo.
• Senderuelas: pequeñas, de color marrón oscurillo, crecen cerca de los caminos, despegadas del suelo, formando círculos que se llaman brujas.
• Setas de pie azul: azuladas sobre todo por la parte interior del sombrero y también el pie. Son menos frecuentes y muy apreciadas por su sabor.

Hay también posibilidades de encontrar otros tipos, así que nos aconseja que vayamos recolectando y luego podremos apartar aquellas setas que no sean aptas para el consumo.

Buscar setas: mirar, recoger, caminar…

La etapa de recogida es la más divertida, porque es cuando los chavales se expanden, buscan por todas partes, descubren setas de todo tipo, te las traen, hay risas, competiciones de “a ver quién encuentra la próxima” y peleas por “esa ya la había visto yo”. Poco a poco, la cesta va llenándose y el tiempo pasa sin que apenas nos demos cuenta. Aunque les decimos que no hay que gritar, es inevitable que lancen un grito con cada descubrimiento. En fin, lo pasamos estupendamente.

Fotos: nuestra experiencia en el curso de micología

Tras hora y media de paseo y recogida, volvimos al punto de partida y nos enfrentamos al escrutinio, como el resto de los participantes. La monitora cogía cada cesta, la volcaba en la mesa y luego iba seta por seta explicando la especie, lo que la hacía reconocible, si era o no comestible… Aquí os dejamos las fotos:

Nuestra cesta contenía, sobre todo, níscalos (más una seta de pie azul, un pedo de lobo y una senderuela), además de muchas que no valían. Con los níscalos, guisados con patatas, nos dimos un pequeño homenaje aquella misma noche ;-).