Lo de anillamiento de aves suena a algo muy científico hecho por expertos, como vemos a veces en los documentales de La 2. Y, en efecto, es una tarea científica, pero también una actividad interesantísima que se puede realizar con niños. Así aprenden mucho sobre los pájaros y además se conciencian sobre el medio ambiente. Os contamos cómo aprenden los niños a anillar aves.

Esta actividad se realiza en muchos lugares de España, más abajo os mostramos dónde informaros. Nosotros conocimos a Eva, de Enara Educación Ambiental, en Madrid Birdwatching, una feria que todos los años se organiza en Madrid, en el Paseo de Recoletos, sobre las aves y el medio ambiente. Muchas asociaciones, empresas y grupos de trabajo acuden a ella con stands en los que exhiben información sobre sus acciones y sobre las iniciativas que organizan para todo tipo de públicos. Y, claro, también para familias con niños, porque los más pequeños son el futuro y es a ellos a los que es urgente concienciar para proteger la Naturaleza.

Pues Eva nos contó que, como ornitóloga y colaboradora de varias áreas de investigación de la Universidad Complutense, siempre le ha preocupado la divulgación de todo lo relacionado con la ciencia y el medio ambiente. Por eso, de manera regular organiza los fines de semana sesiones de anillamiento de aves en el Parque del Oeste, en la Casa de Campo y en el Jardín Botánico a las que las familias con niños son bienvenidas. Nos encantó su propuesta, así que decidimos acudir una mañana de domingo con nuestros hijos y aprender con ellos a anillar aves.

Se trata, en realidad, de identificar a las aves con una pequeña anilla que se les pone en una de sus patas, provista de un código que luego permite identificarlas. Se las pesa, mide y se verifica su estado, recogiendo todos esos datos para almacenarlos en la base de datos de la universidad y tener así un control exacto.

Ese día la actividad era en el Parque del Oeste, en la parte que da a la Ciudad Universitaria, junto a la Avenida de Séneca, justo después de las torres búnker. Allí, junto a unos bancos con mesa para hacer picnic que nos van a servir de “pupitres”, se encuentra el centro de aves, rodeado con una pequeña verja. Nos espera Dani, el ornitólogo que va a ser nuestro monitor en esta “clase” tan especial que compartiremos con otra pareja con sus dos hijos y con un matrimonio aficionado a los temas de naturaleza.

La convocatoria es a las 10 de la mañana, pero nos explica que, de madrugada, han colocado ya las redes para capturar las aves que luego podremos anillar. Se trabaja con las que caigan en la red (especialmente concebidas para no hacerles daño, que no se enreden demasiado en ellas y así poder extraerlas fácilmente).

Mientras esperamos que eso ocurra, Dani nos explica cuál es el objetivo de anillarlas y qué se obtiene con ello. Por resumirlo en pocas palabras, todo consiste en poner redes, capturar aves en ellas, cogerlas, medirlas, pesarlas, anillarlas (o comprobar los datos de su anilla si ya la tienen, que también puede ocurrir) y volverlas a soltar.

Para qué anillar pájaros

El Parque del Oeste es urbano, uno de los pulmones verdes de Madrid. En él habitan multitud de especies de aves, muchas más de las que nos podemos imaginar, porque, cuando no sabes mucho de pájaros, apenas distingues los gorriones, las palomas, las urracas…

Para empezar, hay que hablar siempre de “aves”, no de “pájaros” (éstos son un tipo de aves, las pequeñas, como los gorriones, por ejemplo), aunque en el lenguaje cotidiano hablamos de “pájaro” para referirnos a cualquier tipo de ave. Dicho esto (que nos explicó Dani), hay que aclarar que esta actividad es divertida y amena, no te abruman con términos de ornitología, sino que usan un tono divulgativo para que todos lo entendamos y podamos aprender más sobre la vida y las costumbres de las aves.

Para los niños más pequeños llevan aves de peluche, de manera que puedan manipularlas y entender lo que van a hacer.

Anillar a estos animales voladores es importante para saber más de ellos: número de especies, movimientos (si migran o no), abundancia o escasez de individuos, etc.. Cuando se aplica a especies que migran (cigüeñas, golondrinas, etc.), permite saber cuánto tiempo tardan en llegar a su destino y por qué itinerarios lo hacen. Comparando los datos de unos años con otros, se puede saber si las poblaciones aumentan o disminuyen (o corren algún riesgo de desaparición), si tienden a quedarse y a migrar menos o no…

Cómo anillar aves

Tras una media hora de charla animada, con preguntas de mayores y pequeños (todos tenemos mucha curiosidad y, en general, pocos conocimientos), entramos con el monitor en la zona donde se encuentran las redes. Las “capturas” son un gorrión molinero, un carbonerillo y una cotorra. Esta última no interesa para el estudio, así que Dani la suelta, no sin llevarse un buen picotazo (son agresivas).

Al gorrión molinero y al carbonerillo los libera con delicadeza y, para que no sufran ni se estresen demasiado, los mete en unas bolsitas de tela que entrega con mucho cuidado a los niños (“si fueran más grandes, como las rapaces, les pondríamos un capuchón, pero tan pequeñas no se puede, así que en la bolsa están bien”).

Regresamos a los bancos y allí Dani extiende sobre la mesa todas sus herramientas de ornitólogo para esta actividad: anillas de diferentes diámetros (no todas las patitas son igual de gruesas), una especie de tenacillas para poner las anillas, una “báscula” para aves (como las que sirven para pesar diamantes) y otra serie de adminículos que le ayudan en su labor.

Los niños abren los ojos ante este “laboratorio” improvisado y sostienen emocionados la bolsita que de vez en cuando se mueve. Empezamos por el gorrión molinero: mientras lo saca de la bolsa, Dani pregunta a los niños qué saben de esta especie y, al hilo de sus preguntas y de las respuestas que damos, vamos aprendiendo sus características, sus costumbres, los peligros a los que se enfrenta…

Todos los instrumentos que usa son curiosos, porque para un animalito tan pequeño deben ser muy especiales. Para poder pesarlos, por ejemplo, los meten en una funda de carrete de fotos, que sirve como cestilla para la báscula. Mientras examina su estado general y apunta datos, nos va contando cómo es un pájaro, dónde están sus oídos, cómo es su lengua, de dónde sale la grasilla que impermeabiliza sus plumas, cómo protege sus ojos… Estamos todos boquiabiertos.

Fotos de nuestra sesión de anillamiento de aves

En esta galería de fotos podéis ver, más o menos, cómo es el proceso de anillamiento de aves en este cursillo:

Finalmente, le pone una anilla y, cuando acaba el proceso científico, llega el momento de liberar al gorrión. Eso lo hace uno de los niños: lo sujeta suavemente por las patas, a continuación abre los dedos y…. el pájaro vuela. Luego hacemos lo mismo con el carbonerillo (éste sí es un pájaro “macarra”, nos dice sonriendo el monitor y, de hecho, intenta picotearle en los dedos y se revuelve en cuanto lo saca de su bolsita). También nos cuenta muchas cosas sobre esta especie.

Vídeo: así es un gorrión molinero

El monitor nos enseña a distinguir un gorrión molinero, que además aún no ha llegado a la fase adulta, es aún un polluelo.